Mili Balákirev
Balakirev
orientó los primeros pasos de este Grupo de jóvenes, a conseguir una música
netamente rusa, en lo que se refiere a la esencia y antiacadémica en cuanto a
las formas. No podemos obviar que, gracias a la colaboración del crítico
Stasov, este objetivo de Balákirev, vinculó el grupo a todo el movimiento de
renovación que había surgido, hacia 1860, en la vida intelectual del país. Al
mismo tiempo, Mili Balakirev difundió las obras de los Cinco,
aprovechando los ciclos de conciertos que dirigió en la Escuela Libre de
Música creada por él en 1862, y, más tarde, en la Sociedad Musical Rusa.
Pero no
contaba con la hostilidad del ambiente artístico oficial, las dificultades de
todo género, además de la gradual emancipación de sus discípulos; a lo cual,
debemos añadir una crisis de misticismo; circunstancias, todas ellas, que lo
alejaron en 1870 de toda actividad musical, y que le indujeron a aceptar un
empleo en los ferrocarriles. Cuando, el año 1883, fue nombrado director de
la Capilla Imperial, quiso reanudar su total dedicación a la música, apareciendo
Balákirev, ya fallecidos algunos de sus antiguos amigos y ajenos a su
influencia los otros, como una especie de superviviente.
A
partir de 1895 se dedica, exclusivamente, a componer. Era tan exigente consigo
mismo —como lo fuera respecto a sus colegas—, por lo que, su composición lenta
y reflexiva, se tradujo en un escaso número de obras, de las que tan solo dos
alcanzaron notoriedad: la fantasía para piano Islamey y el
poema sinfónico Tamara, en el cual trabajó por espacio de quince años.
Una muestra de su trabajo es Obertura sobre el tema de una marcha española que espero sea de vuestro agrado.
Ramón Martín
Interesante y muy completo con el vídeo, que recomiendo ver. Me he llevado una grata sorpresa. Un saludo!
ResponderEliminarMuchas gracias.
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