José Moscardó Ituarte

 


José Moscardó Ituarte, nació en Madrid, el 29 de octubre de 1878. Era hijo de José Moscardó Berbiela, capitán del Cuerpo de los Alabarderos Reales, y de Concepción Ituarte Achonga. Gracias al pluriempleo de su padre pudo estudiar en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, de Madrid, donde recibió una educación antiliberal que se unió a la formación recibida en el hogar paterno, profundamente monárquica y conservadora. Una vez finalizados sus estudios de bachillerato, ingresó en la Academia Cívico-Militar para preparar su ingreso en la Academia de Infantería de Toledo, donde ingresó 24 de junio de 1896, allí, junto a otros aspirantes a oficiales, como el futuro general de infantería, José Miaja Menant, siguió un plan de estudios abreviados de un año, debido a la necesidad de oficiales del Ejército español, que sostenía dos conflictos coloniales en Cuba y las Filipinas, lo que le permitió recibir el diploma de 2.º teniente de Infantería, el 18 de junio de 1897.

El 1 de julio de ese mismo año, obtuvo su primer destino en el Regimiento de Infantería de San Fernando, n.º 11, en el madrileño Cuartel del Conde-Duque. El 14 de mayo de 1898, fue destinado al Batallón expedicionario de Madrid n.º 1, en Filipinas, aunque nunca se trasladó, ya que hizo guarnición en Sierra Carbonera (Cádiz) y Granada, donde al no ser ya necesarios sus servicios, pues la guerra contra los Estados Unidos había finalizado, fue trasladado, el 16 de diciembre, a Bilbao, de donde regreso a su antiguo Regimiento, el 30 de enero de 1899. Moscardó obtuvo, por antigüedad, nuevos empleos durante los diez años siguientes, hasta que estalló la guerra en África. No obstante, el 22 de junio de 1899, ascendió a teniente y fue destinado al Batallón de Cazadores Barbastro n.º 4 en Alcalá de Henares, donde permanecería dieciocho años. En esta unidad demostró sus habilidades de mando: la instrucción de reclutas y la disciplina y obediencia a sus superiores.

Entre el 16 de septiembre y el 26 de octubre de 1905, participó en las maniobras realizadas en honor del presidente de la República Francesa, Emile Loubet otorgándosele la Cruz del Mérito Militar de 1.ª Clase, con distintivo blanco, el 8 de enero de 1906. El 30 de julio, se le concedió licencia para casarse con María Dolores de Guzmán, con la que contrajo matrimonio, el 4 de agosto de 1906, en la iglesia de San Marcos de Madrid. Dos meses después, el 4 de octubre, ascendió a capitán. El nuevo empleo le trajo nuevos destinos, y en 1907 nació su primera hija, María de la Concepción, a la que siguió José, que tendría un trágico final.

En 1909, una serie de incidentes en la zona de Melilla, culminaron con un ataque de los rifeños a los obreros españoles que construían un puente sobre el barranco de Beni Ensar, por lo que el comandante general de Melilla, general de división José Marina Vega rechazó el ataque y solicitó refuerzos. Entre las unidades enviadas, se encontraba el batallón donde estaba destinado Moscardó, que se trasladó a Málaga, desde donde embarcó el 25 de julio, rumbo a Melilla, a la que llegó al día siguiente. Al mando de una compañía, participó, entre el 26 y 17 de agosto de 1909, en las acciones de Tajumen, y, entre el 3 y el 8 de septiembre de ese mismo año, en las Bufadis, Mon Brahin, en la región de Kebdana, a las órdenes del coronel de Estado Mayor Francisco Larrea Liso.

El 6 de diciembre se trasladó a Melilla para proceder al licenciamiento de los reservistas. Permaneció allí con su unidad hasta que el 12 de enero de 1910 recibieron la orden de regresar a Madrid, quedando acuartelado en Leganés. Los dos años siguientes estuvo de guarnición, sólo rota para asistir, del 11 de junio al 1 de julio de 1911, al Curso de Capitanes en la 3.ª Sección de la Escuela Central de Tiro. En el plano familiar, en 1910 falleció su hija María de la Concepción, aunque ese mismo año nació su hijo Miguel. Al año siguiente, nació otro varón, Luis, que, como su hermano José, habría de tener un trágico destino.

En 1913, Muley Ahmed ben Muhammad ben Abdalah el Raisuni, señor de la Yebala, llevó su enfrentamiento con el entonces teniente coronel de Infantería Manuel Fernández-Silvestre, jefe del Sector de Larache, a una situación insostenible, lo que provocó un nuevo conflicto. Para reforzar a las tropas españolas, el 19 de abril, se ordenó al batallón de Moscardó, su traslado a Ceuta, a donde llegó el 8 de mayo. El 11 de junio de 1913, a las órdenes del teniente coronel de Infantería Cristino Bermúdez de Castro y Tomás, la unidad participó en la toma de Laucien, destacando Moscardó, en el regreso a Tetuán, donde al mando de la compañía encargada de proteger la retaguardia, sostuvo varios combates con los rifeños. El 15 de junio, a las órdenes del general de brigada de infantería don Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, participó en una nueva operación sobre el mismo Laucien. El conflicto continuó y el 19 de diciembre, bajo las órdenes de Primo de Rivera, participó en la toma de Beni-Amrran. En dicha operación destacó y recibió la consideración de “distinguido” y el ascenso por méritos de guerra a comandante el 28 de abril de 1914, la recompensa más importante que obtuvo en su carrera hasta la Guerra Civil. En Ceuta se convirtió en cajero de su unidad, el 3 de enero de 1914, hasta que se confirmó su ascenso a comandante. Tras unos meses como disponible en la Madrid, fue destinado de nuevo al Batallón de Cazadores de Barbastro n.º 4, el 29 de abril de 1914.

En Ceuta nacieron sus hijos María Dolores y Carmelo y allí, en el Hospital Militar, conoció, el 29 de junio de 1916, a un joven capitán que había sido herido en El Biutz: Francisco Franco. La calma de este período se vio rota el 23 de agosto de 1920, con la ocupación de Kerikera. El 13 de diciembre, tras su ascenso, por antigüedad, a teniente coronel, fue destinado a la Zona de Reclutamiento y Reserva de Almería n.º 17, a donde se incorporó el 30 de enero de 1921. La salida del Protectorado coincidió con el derrumbamiento de la Comandancia General de Melilla, cuyo resultado final fue el llamado Desastre de Annual. Siguió destinado en Almería hasta el 29 de septiembre de 1923, cuando pasó a mandar el 2º Batallón del Regimiento de Infantería del Serrallo, n.º 69. Con cuya unidad, se trasladó de nuevo a África, donde la situación seguía siendo inestable; desde el 13 de septiembre gobernaba en España Miguel Primo de Rivera, partidario de abandonar el Protectorado, y que iba a establecer un plan de repliegue de las fuerzas españolas, a partir de agosto de 1924. Moscardó, con su nueva unidad, participó en numerosas acciones bélicas durante destacando las realizadas bajo el mando del general de brigada de Infantería Julián Serrano Uribe: la liberación de la guarnición de Coba Darsa (4-6 de septiembre de 1924), y de la de Dar Akoba (27 de septiembre de 1924), donde el entonces teniente coronel de Infantería Emilio Mola, aseguró el camino entre Xauen y Tetuán.

El año 1925 tiene lugar el desembarco de Alhucemas, entre el 8 y el 15 de septiembre, que significó el comienzo del fin de la Guerra de África. El 5 de septiembre, Moscardó recibió la orden de romper el asedio de Kudia Tahar. Al frente de una columna de Regulares de Ceuta, se puso en marcha. Era su primera operación importante, sin embargo, tras varios días de combate, no pudo avanzar hacia su objetivo. Inmediatamente fue relevado del mando. Tras este fracaso, no se le volvió a encargar la dirección de una operación, hasta la Guerra Civil. Permaneció en Marruecos, pero, su labor se limitó a realizar acciones menores. El 5 de abril de 1929, fue ascendido al grado de coronel, pasando a la Península para hacerse cargo de la Jefatura de la Zona de Reclutamiento y Reserva de Orense n.º 44, que llevaba acompañada el Gobierno Militar de dicha provincia, y la Presidencia de la Junta de Clasificación y Revisión de Orense, el 24 de abril de 1929. El 6 de fue nombrado director del Colegio de María Cristina para Huérfanos de Infantería, en Toledo, donde empezó a interesarse por los deportes.

Dirigiendo dicho colegio, llegó, el 14 de abril de 1931, la Segunda República, y a pesar de ser monárquico y antiliberal, juró fidelidad a la República el 30 de abril. La anulación de los ascensos por elección supuso su vuelta al grado de teniente coronel el 26 de mayo de 1931. La pérdida del grado de coronel llevó aparejado un cambio de destino: pasó a disponible en la 1.ª Región Militar (Madrid), con residencia en Toledo, para convertirse, el 8 de julio de ese mismo año, en director de la Escuela Central de Educación Física de Toledo. El 1 de diciembre de 1931, pasó como agregado al Regimiento de Infantería n.º 1, para hacer las prácticas para su ascenso a coronel. El 3 de febrero de 1932, se le concedió el ascenso a coronel por antigüedad. Continúo al frente de la Escuela Central de Educación Física. El 19 de noviembre de 1933, en las elecciones celebradas. Las derechas obtuvieron el triunfo, y el nuevo Gobierno le mantuvo en el mismo destino, aunque, poco después, los ministros de la Guerra, Diego Hidalgo, y de Instrucción Pública, Filiberto Villalobos, decidieron nombrarlo, el 18 de junio de 1934, vocal de la Junta Constitutiva para el Fomento de la Educación Física.

El 5 de octubre de 1934, estalló la Revolución de Octubre, durante la cual estuvo a las órdenes del Gobierno, ocupando el Gobierno Militar de Toledo, y declarando el estado de Guerra que se prolongó hasta el 23 de enero de 1935. Tras estabilizarse la situación, volvió a su antiguo destino, manteniendo la Jefatura de la Comandancia Militar de Toledo, y el 23 de abril se convirtió en vocal de la Junta Nacional de Educación Física, en la que tuvo una participación muy activa hasta su disolución el 18 de octubre de 1935.

El invierno de 1935, ante el desprestigio del gobierno de radicales y cedistas, motivó que Alcalá-Zamora encomendase, el 14 de diciembre de 1936, formar gobierno a Manuel Portela Valladares, con el mandato de convocar elecciones. Moscardó temió, como muchos otros, que la nueva consulta electoral llevase aparejado un triunfo de la izquierda, y un nuevo gobierno de Manuel Azaña. El 27 de diciembre de 1935, recibió la visita de Raimundo Fernández Cuesta, lugarteniente de José Antonio Primo de Rivera en el partido Falange Española de la JONS (Junta de Ofensiva Nacional Sindicalista), que le traía una propuesta de su jefe para sublevarse contra el Gobierno, con los cadetes de la Academia de Infantería y varios cientos de falangistas. Consideró la propuesta muy arriesgada y carente de posibilidades de éxito, por lo que, decidió trasladarse a Madrid, para consultar con Franco, entonces jefe del Estado Mayor Central, quien le dijo que rechazase la propuesta por impracticable y Moscardó así lo hizo.




El 16 de febrero de 1936, el Frente Popular obtuvo la mayoría absoluta en las elecciones legislativas y Manuel Azaña accedió a la Jefatura del Gobierno. A diferencia de otros militares, como Mola, Franco o Goded, no sufrió ningún cambio de destino, permaneciendo al frente de la Escuela de Educación Física de Toledo. Además, se le ordenó preparar al equipo olímpico que tenía que representar a España en las Olimpíadas de Berlín, que debían celebrarse ese mismo año. La sublevación que estalló el 17 de julio le sorprendió en Madrid, camino de Barcelona, para dirigirse desde allí a la capital alemana. Moscardó no había sido informado de la conspiración que venía gestándose desde marzo, ya que los promotores no consideraban su participación como importante para sus planes. Entonces, decidió unirse a los sublevados unilateralmente. Se trasladó a Madrid, pero, tras no recibir, en la 1.ª División Orgánica una respuesta sobre lo que estaba aconteciendo. Decidió regresar a Toledo, ordenó a todos los oficiales que se incorporasen a sus respectivos destinos y estableció su puesto de mando en el Gobierno Militar. Al día siguiente, el nuevo Gobierno de la Segunda República, presidido por José Giral, decidió armar al pueblo. Moscardó tras recibir repetidas órdenes para que procediera a entregar las municiones almacenadas en la Fábrica de Armas de Toledo, se negó a hacerlo. El general de brigada Sebastián Pozas Perea, director de la Guardia Civil, tras la reiterada desobediencia, le amenazó con bombardear la plaza y enviar una columna para tomarla. La situación era insostenible y Moscardó, a las 07:00 del 21 de julio, ordenó, a las unidades bajo su mando, que procediesen a declarar el estado de guerra en la plaza. El capitán de caballería Emilio Vela Hidalgo, leyó en el patio del Alcázar el bando de guerra firmado por el coronel Moscardó, como comandante militar de la plaza.

La declaración del estado de guerra significaba que Moscardó se ponía del lado de los sublevados, por lo que el gobierno envió una columna dirigida por el general Riquelme. El 22 de julio de 1936, desbordadas las fuerzas de Moscardó, 1290 hombres, se vieron obligadas a refugiarse en la fortaleza, junto a 550 mujeres y 50 niños, armados con 1200, 2 piezas de montaña de 70 mm, 13 ametralladoras Hotchkiss de 7 mm y 13 fusiles ametralladoras de la misma marca y el mismo calibre, además de un mortero de 50 mm.

Durante los setenta días de asedio, la fortaleza recibió el impacto de más de 15.000 proyectiles de artillería, 500 bombas de aviación y dos minas, con 2500 kg de trilita cada una. El ejército republicano intentó la rendición por medio de negociaciones, e incluso se llegó a la amenaza: el 23 de julio, el coronel mantuvo con su hijo Luis, que se hallaba detenido por los republicanos, ya que Moscardó no había querido que su familia le acompañase dentro del Alcázar. Se le propuso salvar la vida de su hijo a cambio de entregarse. Propuesta que fue rechazada y Luis Moscardó fue ejecutado el 23 de agosto de ese mismo año, junto a otros prisioneros en Toledo. Finalmente, el 28 de septiembre de 1936, las tropas mandadas por el general de brigada de Infantería José Enrique Varela Iglesias, levantaron el asedio, y fue recibido, en las mismas las ruinas por el coronel, con la frase: “Sin novedad en el Alcázar, mi general”. No importaba el numero de muertos, ni las penalidades sufridas por ambos bandos.

Este episodio marcó un antes y un después en la carrera de Moscardó. El 30 de septiembre fue ascendido a general de brigada de Infantería por méritos de guerra, y premiado con la Cruz Laureada de San Fernando el 17 de marzo de 1937. Tres días después, se le dio el mando de la División de Soria n.º 72, perteneciente al V Cuerpo de Ejército, que cubría desde Molina de Aragón al puerto de Malagorta. Su primera operación importante fue la toma de Sigüenza (11-14 de noviembre de 1936). Tras lo cual se le permitió tomarse un descanso en San Sebastián. El comienzo de 1937 le sorprendió con una ofensiva republicana sobre Algora. El Ejército Popular avanzó inicialmente, pero, finalmente, fue rechazado por Moscardó, que restableció el frente en sus líneas primitivas. En marzo de ese mismo año se convirtió en protagonista indirecto de otro de los hechos bélicos más conocidos de la Guerra Civil: la batalla de Guadalajara. La operación comenzó el 8 de marzo, y terminó con un fracaso de los italianos, que fueron relevados por las fuerzas mandadas por Moscardó a partir del día 19. Tras el fracaso, el 28 de septiembre de ese mismo año se le confió el Cuerpo de Ejército de Aragón, cuyo frente se extendía desde la frontera francesa hasta Molina de Aragón. Era un destino tranquilo, tras la batalla de Belchite (del 24 de agosto al 5 de septiembre de 1937), ya que el conflicto se había trasladado al litoral cantábrico.

Tras la ofensiva gubernamental sobre Teruel del 15 de diciembre de 1937 al 8 de enero de 1938 y la contraofensiva de las tropas sublevadas del 17 de enero al 23 de febrero de 1938, esta zona se convirtió en el eje de la guerra. Moscardó participó en la batalla de Aragón, formando parte del Ejército del Norte, cuyo objetivo era llegar al Mediterráneo y dividir en dos la zona republicana. La ofensiva comenzó el 9 de marzo y ocho días después, Yagüe alcanzaba Vinaroz, logrando el objetivo.

En la batalla del Ebro (del 24 de julio al 18 de noviembre de 1938), realizó un importante papel defensivo en la línea del río Segre, con Balaguer (Lérida), como punto clave. En la conquista de Cataluña (23 de diciembre de 1938), participó formando parte del Ejército del Norte. Tras la caída de Barcelona, Moscardó participó en diversas acciones hasta el cierre de la frontera francesa el 13 de febrero de 1939. El 28 de febrero ascendió a general de división. A los sublevados sólo les quedaba conquistar la zona Centro, y las tropas de Moscardó pasaron a formar parte del Ejército de Levante, a los días, concluyó la guerra.




 

Al finalizar la contienda, Franco decidió utilizar sus servicios en Berlín, como jefe de la Misión Española que asistió al aniversario del nombramiento de Adolf Hitler como Führer, del 18 al 25 de abril de 1939, y posteriormente, como jefe de su Casa Militar desde el 29 de agosto de 1939. A partir del 1 de enero de 1941, se convirtió en consejero de Falange Española Tradicionalista y de la JONS, y su delegado Nacional de Deportes. Asistió a la entrevista celebrada en Hendaya entre Franco y Hitler, el 22 de octubre de 1940; a Bordighera (Italia), donde Franco se entrevistó con Mussolini, el 12 de febrero de 1941 y a Montpellier, para el encuentro entre Franco y el mariscal Petain.

Se le iban acumulando cargos menores: el 7 de enero de 1941, consejero de la Hispanidad, el 31 de mayo de ese mismo año, jefe directo de la Milicia de FET y de las JONS. El 17 de noviembre de 1941, fue enviado al frente ruso, con objeto de entregar el aguinaldo a los soldados de la División Azul, a donde llegó el 29 de noviembre a su Cuartel General, en Novgorod. El 9 de diciembre, se entrevistó con Hitler para comunicarle que se consideraba una afrenta la presencia británica en Gibraltar.

Con la entrada de Estados Unidos, el 7 de diciembre de 1941, junto a los aliados, comenzó a cambiar el signo de la contienda, lo que llevaría graves consecuencias para España, aliada de Alemania e Italia. Un grupo de generales españoles, liderados por el teniente general Alfredo Kindelán, comenzaron a presionar a Franco para que abandonase la Jefatura del Estado en favor de don Juan de Borbón, Moscardó no se encontraba entre ellos. Por esa lealtad, Franco le premió con el acenso a teniente general el 7 de enero de 1943, poco después, el 11 de febrero de 1943, se convertía en procurador a Cortes y en capitán general de la IV Región Militar, el 2 de marzo de ese año, sustituyendo a Kindelán. El 8 de septiembre, ocho tenientes generales: Kindelán, José Enrique Varela Iglesias, Orgaz, Miguel Ponte y Manso de Zúñiga, Fidel Dávila Arrondo, Solchaga, Saliquet y José Monasterio— escribieron una carta a Franco, solicitando que renunciase a sus funciones a favor de don Juan; misiva que Moscardó no firmó, situándose al lado del jefe del Estado.

El 6 de junio de 1944, tuvo lugar el Desembarco de Normandía, que significaba el comienzo del fin de la Segunda Guerra Mundial. El Alto Estado Mayor español temía que la invasión aliada de Francia nos trajera repercusiones, por lo que, desde marzo se había aumentado la vigilancia de la frontera. Moscardó en sus visitas detectó la entrada de “maquis”. El capitán general de la IV Región Militar pidió refuerzos. La 42 División de Infantería, a las órdenes del general Ricardo Marzo Pellicer, antiguo subordinado de Moscardó durante la batalla de Guadalajara se puso en movimiento, pero no pudo impedir que los guerrilleros permanecieran en el valle once días. Mientras tanto, Moscardó mantuvo un duro enfrentamiento con el ministro del Ejército, general de división Carlos Asensio Cabanillas. La táctica frontal de los guerrilleros los colocó en desventaja frente a las unidades militares. Moscardó manejó la operación como si se tratara de un combate formal, obligando a los guerrilleros —tras una grave derrota— a replegarse a Francia el 30 de octubre de 1944. Moscardó continuó como capitán general de la IV Región Militar hasta el 3 de marzo de 1945, cuando, tras una nueva convulsión provocada por los generales monárquicos, cesó de su cargo, siendo sustituido por el teniente general Solchaga.

Pasó a ser, de nuevo, jefe de la Casa Militar de Franco, desde donde asistió, entre el 20 y el 22 de marzo de 1945, a la reunión del Consejo Superior del Ejército celebrada en Madrid, en la que los tenientes generales discutieron sobre la continuidad de Franco en el poder. Moscardó se mostró completamente favorable, triunfando su posición en el seno del Ejército. En los meses siguientes, continuó acompañando al jefe del Estado en todos sus viajes oficiales, hasta que el 6 de abril de 1946 fue nombrado capitán general de la II Región Militar (Sevilla), lo que conllevó el mando del Cuerpo de Ejército de Andalucía hasta que, el 29 de octubre del mismo año pasó a la reserva.

Moscardó mantenía todos los cargos políticos y honores que Franco le había concedido, y así, en 1947 se convirtió en presidente del Comité Olímpico Español, en canciller de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas, y en consejero vocal del Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas benéficas; el 18 de julio de 1948, recibió el título de conde del Alcázar de Toledo, con Grandeza de España, y, nueve días después, marchó a Londres, como jefe de la Misión Deportiva española que participó en las Olimpíadas celebradas ese mismo año en la capital británica. Tres años después, el 2 de marzo de 1951, se convirtió en consejero de la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleo (CAMPSA) y, ese mismo año, Franco pensó en él como ministro del Ejército, pero el capitán de navío Luis Carrero Blanco aconsejó a Franco que no lo hiciese. En julio del año siguiente, volvió a presidir la Misión Olímpica española que participó en los Juegos Olímpicos de Helsinki.

José Moscardó murió en Madrid el 12 de abril de 1956. Franco ordenó que se le concedieran honores fúnebres de capitán general.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Diversos capítulos de mis Blogs Personales: COSAS DE HISTORIA Y ARTE y Una biografía en tu pantalla de Ramón Martín Pérez

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Ramón Martín


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