Rodrigo de Borja: Papa Alejandro VI





    Rodrigo de Borja (Roderic de Borja) Nació en Xátiva el 1 de enero de 1431, era hijo de Jofré de Borja Escrivá y de Isabel de Borja, hermana de Alfonso de Borja (Calixto III). Fue bautizado en la iglesia de San Pedro de Xátiva. En 1437 al morir su padre, su madre decide trasladarse con sus hijos a Valencia, donde su hermano Alfonso era obispo, residen en el Palacio Episcopal. En 1444 Alfonso de Borja fija su residencia en Roma, y al ser nombrado cardenal, llama a sus sobrinos Rodrigo y Pedro Luis para que completen sus estudios.

    Gracias a su tío van recibiendo una serie de nombramientos, Rodrigo obtuvo en 1447 una canonjía de la Catedral de Valencia y en 1449 había sido nombrado sacristán de la Catedral. El 30 de Octubre de 1451, ya en Roma, es ordenado sacerdote por su tío, siendo nombrado en 1455, cardenal y además cardenal diácono de San Nicola in Carcera en 1456, cardenal diácono de Santa María en Vía Lata en 1458, obispo de Valencia, entre 1458 y 1492 y vicecanciller en 1458, nombrado por su tío el Papa Calixto III.

    Después de la muerte de Calixto III se sucedieron en el trono de Pedro cuatro papas, Pío II, Paulo II, Sixto IV e Inocencio VIII, todos ellos mantuvieron a Rodrigo en el cargo de vicecanciller, lo que nos permite afirmar que su permanencia en tan largo periodo de tiempo es producto de su propia valía. En 1463 durante el papado de Pío II, es nombrado cardenal protodiácono, máximo cargo que un cardenal puede ostentar en la Santa Sede. En 1466 durante el papado de Paulo II es nombrado obispo de Urgell y copríncipe de Andorra, en 1484 es el decano del Colegio cardenalicio. En 1492 durante el papado de Inocencio VIII la diócesis de Valencia es elevada al rango de metropolitana pasando Rodrigo a ser Arzobispo de la diócesis.

    A la muerte del papa Inocencio VIII es elegido Sumo Pontífice el 11 de agosto de 1492 y se proclama Papa de la Iglesia Católica con el nombre de Alejandro VI. Será el segundo Papa valenciano de la historia y para más "inri" ambos de la misma familia. Rodrigo de Borja fue uno de los hombres más ricos de Roma. Construyó en la ciudad su propio Palacio y fue en parte responsable de la recuperación artística y material de la Ciudad Eterna. Durante su mandato tanto de cardenal como de Papa, llevó una política administrativa muy eficaz e incluso austera. Intervino en los asuntos de política de los distintos Estados italianos de la época, su máxima aspiración era la creación de un Estado fuerte bajo la supremacía de la Santa Sede. También metió sus manos en los asuntos del reino de Nápoles que lo llevaron en ocasiones a enfrentarse con el rey de Francia y en otras a considerarlo como amigo.

    El Papa Alejandro VI es tal vez el más conocido de la historia por la leyenda negra que le ha acompañado. En un aspecto político, toda su política está dirigida a ampliar el poder de la Santa Sede a costa de sus vecinos, política acompañada por los matrimonios de sus propios hijos y una continúa intervención en los asuntos internos de otros estados. En su época era uno los hombres más poderosos del mundo occidental y por lo tanto uno de los que más enemigos tuvo, dentro y fuera del Vaticano. Además siempre fue considerado extranjero tanto por sus poderosos vecinos e incluso por los propios romanos.

    Alejandro VI fue uno de los grandes valedores de los Reyes Católicos, estos habían contraído matrimonio ilegal (eran primos segundos) en 1469 con una bula falsa, por lo que el papa Paulo II los excomulgó. El cardenal Borja consiguió que este levantara la excomunión en 1472 y expidiera una bula esta vez verdadera. El 18 de junio de 1472, el cardenal Rodrigo de Borja llegó a Valencia donde fue recibido con todos los honores, entró por la Puerta de Serranos y desde allí se dirigió a la Catedral, permaneciendo un largo periodo de tiempo en Castilla en asuntos relacionados con Isabel y Fernando. Junto a Rodrigo de Borja le acompañan Paolo San Leocadio y Francisco Pagano que bajo el mecenazgo del cardenal que además era obispo de Valencia pintaran sus famosos ángeles músicos para la Capilla Mayor de la Catedral. Con ellos se considera que el arte renacentista de influencia italiana hace su entrada en España.


    En 1493 expidió las bulas alejandrinas concediendo a España las tierras de América descubiertas y el patronazgo de la Corona sobre ellas. En 1494 se firma entre España y Portugal el Tratado de Tordesillas por el cual se establecen los límites territoriales de las tierras descubiertas y su área de influencia. En 1496 el papa Alejandro VI ratificaba mediante una bula, el titulo concedido a Isabel y Fernando por parte del papa Inocencio VIII por el cual los reyes españoles tenían la facultad de ostentar el titulo de Reyes Católicos, título que hasta la actualidad siguen ostentando los reyes españoles aunque el mismo no sea utilizado.

    Sin duda fue más un príncipe del Renacimiento que un hombre de Iglesia. Su política le llevó a tener muchos enemigos como consecuencia de lo cual fue objeto de una leyenda negra. Alejandro VI tuvo varios hijos y numerosas amantes, de una de ellas, posiblemente Julia Farnese hermana del futuro papa Paulo III, Julia y Rodrigo fueron amantes poco más se sabe. Pedro Luis Borja, posiblemente su hijo favorito, Pere Lluis, casó con María Enríquez de Luna, sobrina de los Reyes Católicos, compró a Fernando el Católico el ducado de Gandía que llegaría a ser uno de los más importantes del Reino de Valencia, además adquirió los terrenos donde hoy día se levanta el Palacio de las Cortes Valencianas, en la actual plaza de San Lorenzo, pretendiendo que fuera el símbolo del poder de la familia Borja, cosa que no consiguió. Pedro Luis, primer duque de Gandía falleció en Roma en 1488. Una mujer importante en la vida de Alejandro VI fue Vanozza Cattanei su amante oficial, con la que tuvo cuatro hijos, es con la que más tiempo pasó, de sus hijos, el más conocido sea tal vez Joan de Borja, que heredó el ducado de Gandía a la muerte de su hermanastro Pere Lluis Borja, murió asesinado apareciendo cadáver en el río Tíber. Todas las miradas se centraron como instigador del asesinato en su hermano César Borja.

    Sin duda el hijo más famoso del Papa Alejandro VI fue César Borja (Aut Caesar aut nihil: O Cesar o nada). César era la mano derecha de su padre en lo militar y en política exterior. No se sabe si Alejandro VI tuvo conocimiento del asesinato de su hijo Joan por parte de César, pero tampoco hizo nada por acallar los rumores. Nada más voy a decir de César Borja pues pienso dedicarle un capítulo. El tercer vástago Alejandro VI destacable es Lucrecia Borja, cuyo nombre nos hace recordar toda la leyenda negra que rodea al papa y a su familia. Tampoco en este caso voy a decir nada más sobre Lucrecia Borja, dedicándole un capítulo aparte.

    A lo largo de su vida, Alejandro VI engendró un total de diez descendientes entre hijos e hijas: Pedro Luis, nacido en 1462 del que ya hemos hablado; Girolama, nacida en 1469 de madre desconocida; Isabel, nacida en 1470 de madre desconocida. César de sus relaciones con Vanozza de Cattanei; Juan, nacido en 1476 también de Vanozza, que llegó a ser segundo duque de Gandía; la famosa Lucrecia, nacida en 1480 de Vanozza, duquesa de Ferrara; Jofré, nacido en 1482 de Vanozza, príncipe de Squillace. Laura, nacida en 1492 de Giulia Farnese. Giovanni, nacido en 1498 de madre desconocida; duque de Nepi y Camerino. Rodrigo, nacido en 1503 de madre desconocida, quien llegó a ser abad de Cicciano di Nola.

    Uno de los episodios en los que destaca el talante del papa Alejandro VI, es lo ocurrido con Girolamo Savonarola, monje dominico florentino que, llevado por una exaltación enfermiza, criticaba un día sí y otro también la política depravada de la Iglesia Católica y Alejandro VI en particular. Cansado de estos ataques. el Papa excomulgó a Savonarola en 1497 sin que este hiciera caso alguno. ¡Pues sí! debió decir Alejandro VI a la vista de los hechos, y ni corto ni perezoso invadió Florencia y detuvo a Savonarola, que sería ejecutado en 1498 en la hoguera por no retractarse de sus ideas.

    Durante su papado Miguel Ángel Buanorroti esculpiría la famosa Piedad que podemos ver en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Rodrigo de Borja no dudó en usar de todos los medios para su propio beneficio, fue un gran amante de las artes, construyó grandes palacios en Roma, algunos de ellos evidentemente para engrandecimiento propio, pero siempre con los ojos puestos en la belleza como buen príncipe del Renacimiento. Reconstruyó el Castillo de Sant Ángelo y la Basílica de Santa María La Mayor cuya techumbre de madera está llena de escudos con las armas de Rodrigo, el famoso buey o toro símbolo borgiano por excelencia. En la corte de Alejandro VI se hablaba habitualmente el italiano, pero el papa y sus hijos y todos sus allegados hablaban y se comunicaban por escrito entre sí en valenciano, la única excepción fue Lucrecia Borja que al haber sido educada en el Palacio Orsini fuera de la Corte Papal no lo hablaba.

    A Alejandro VI le cabe el honor de haber expedido el 23 de enero de 1501, la bula "Inter ceteras felicitates" por la cual se creaba el "Estudi General" en Valencia, o lo que es lo mismo la Universidad Valenciana que sigue gozando de buena salud. Al año siguiente el rey Fernando el Católico confirmará mediante un privilegio la fundación del "Estudi General" valentino.

    Puede resultar extraño que hombres de iglesia y además Papas, tuvieran un comportamiento tan poco ejemplarizante, en el contexto de la época, el que un hombre de iglesia tuviera amantes e hijos no era nada extraño, en el caso de Alejandro VI tal vez pecara por exceso pero hubiera sido perdonable si no hubiera dado lugar al nacimiento, años después, de la reforma protestante que encabezaría Martín Lutero clamando por una reforma de la iglesia, Savonarola fue el preludio de lo que se avecinaba para la Iglesia Católica. Así pues, como hombre mundano representa al típico príncipe renacentista, pero como hombre de iglesia dejó mucho que desear, ya que antepuso sus propios intereses a las necesidades de la Iglesia. Tal vez toda su política iba a encaminada al engrandecimiento de su linaje, tanto particular como del resto de su familia lo que le llevó al igual que su tío unos años antes al nepotismo más absoluto.

    La muerte del Papa se produjo en extrañas circunstancias no aclaradas. La más extendida es que fue envenenado, pero nos acercaremos más a la realidad si decimos que murió de muerte natural, tal vez de malaria o de alguna enfermedad de tipo infeccioso de las que eran habituales en la Roma de la época. Se da la circunstancia que el calor del verano no aconsejaba tener al muerto mucho tiempo sin enterrar, la enfermedad y la gordura del difunto llevó a una rápida descomposición del cuerpo, que según crónicas de la época emitía un fuerte olor nauseabundo, por lo que fue enterrado deprisa y corriendo. Rodrigo de Borja falleció en Roma el 18 de agosto de 1503 (72 años). Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles en Roma junto con los de su tío Calixto III.

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