Lucrecia Borja
Nacida en Subiaco el 18 de abril de 1480 era hija de Rodrigo Borja, Papa Alejandro VI y la viuda Vanozza dei Catanei. Transcurrió su niñez en el Palacio del Vaticano, estando su educación a cargo de Adriana de Milá, que también estaba a cargo de la de Julia Farnesio, que con sus quince años ya era la concubina de Rodrigo Borja, que ya contaba cincuenta y ocho; las dos convivieron estrechamente, siendo Lucrecia testigo de las relaciones de Julia con su padre.
En 1492 gracias a su fortuna, Rodrigo Borja obtuvo el solio pontificio, sucediendo a Inocencio VIII, con el nombre de Alejandro VI. Un año más tarde a raíz de la invasión de Italia por Francia, tuvo Alejandro VI la necesidad de estrechar de alguna manera las relaciones con el ducado de Milán, y que mejor forma que casando a Lucrecia, que contaba trece años, con Giovanni Sforza, señor de Pésaro y sobrino de Ludovico el Moro, a la sazón duque de Milán, se cuenta que tras los esponsales se celebró un gran banquete que acabó en una orgía, al final de la juerga, el propio Alejandro VI se presentó en la cámara nupcial para asistir al desnudamiento de su hija. Cuatro años después Giovanni dejó de interesar a los objetivos políticos de su suegro y tuvo que huir, advertido por Lucrecia. El Papa declaró la nulidad del matrimonio, alegando impotencia de Sforza, pues al parecer el matrimonio no se había consumado. De nuevo Lucrecia era libre para casarse.
El Papa necesitaba un acercamiento a Nápoles y de nuevo Lucrecia servirá para hacer realidad sus intereses políticos; seis meses después de la anulación de su anterior matrimonio, Lucrecia contrajo matrimonio con Alfonso de Aragón, duque de Bisceglia, este era hijo natural del rey de Nápoles Alfonso II el Bizco y de una concubina de este, Trussia Cazullo, tras un primer aborto, Lucrecia trajo al mundo a un niño al que llamaron Rodrigo. La familia de Alfonso fue expulsada del trono de Nápoles y el Vaticano fue aproximándose a los españoles, con lo que Alfonso pasó a ser persona no bien vista. En julio de 1500, cuando Alfonso sale de ver un espectáculo, es apuñalado por cuatro enmascarados, trasladado al Vaticano, salvó la vida, pero no bien se hubo recuperado, fue estrangulado en su propia cama, según dicen por el propio Cesar Borja.
Lucrecia, profundamente afligida, sufrió un aborto y se retiró al castillo de Nepi, Cesar celoso por la predilección de Lucrecia por su hermano Juan, duque de Gandía, ordenó el asesinato de éste. En 1498 dio a luz un hijo, al que llamó Juan. Alejandro VI publicó dos bulas papeles, en una de ellas reconoció a este niño como propio y en otra posterior declaró que era hijo de Cesar, el pueblo le puso el sobrenombre del "Infante Romano".
Apenas un año después el Vaticano la había concertado un nuevo matrimonio esta vez con Alfonso, duque de Ferrara, lo que permitía al Papa iniciar su pretensión de unidad italiana. El matrimonio se celebró en diciembre de 1501, estableciéndose en el ducado de Ferrara. En 1505, a la muerte de Ercole d'Este, Hércules de Este, padre de Alfonso, éste heredó la corona ducal; Lucrecia embarazada se trasladó a Módena y luego a Reggio, donde dio a luz un niño al que bautizó como Alejandro, en honor a su padre, muerto en 1503. El niño murió y Lucrecia emprendió el regreso a Ferrara, deteniéndose una temporada en Mantua, invitada por Francisco de Gonzaga, que estaba casado con su cuñada, Isabel de Este, e iniciándose posiblemente un romance entre ambos. En 1508 dio a luz al heredero de la casa de Este, retirándose de nuevo a Reggio.
Lucrecia se fue debilitando a causa de los continuos partos, precisamente a causa de la fiebre puerperal, tras el parto de su última hija falleció el 24 de junio de 1519.
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