Federico García Lorca

 


Federico nació en Fuente Vaqueros el 5 de junio de 1898. Sus primeros años transcurrieron en su pueblo granadino, criado entre algodones por su madre, la maestra Vicenta Lorca, y su padre, el hacendado Federico García. Su primitiva vocación fue la música, estudiando guitarra y piano. El bachillerato lo cursó en Almería y, tras sufrir una enfermedad, en Granada. A continuación, ingresó en la Universidad de Granada, donde cursó filosofía y letras, licenciándose en derecho. En dicha universidad entabló amistad con Manuel de Falla, que ejercería una gran influencia en él. En esa época era contertulio de El Rinconcillo, el café de la Alameda de la ciudad. En febrero de 1917 apareció su primera composición literaria en el Boletín del Centro Artístico de Granada; se titulaba Fantasía simbólica. En 1919 se trasladó a Madrid, a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde conocerá a Juan Ramón Jiménez, Salvador Dalí y Luis Buñuel. En este ambiente, pronto brillaría su arrolladora personalidad.

En uno de los viajes de estudios organizado por su profesor de historia del arte, Martín Domínguez Berrueta, Federico conoció, en Baeza, a Antonio Machado, que ejercía como profesor de francés en el instituto de aquella localidad. De esos viajes, salió, en 1918, su primer libro, Impresiones y paisajes, en el que encontramos la influencia de Machado. Su inquietud, le llevó a dedicarse con pasión no sólo a la poesía, sino también a la música y al dibujo, además de interesarse por el teatro. En 1920 estrenó en el Teatro Eslava de Madrid su drama El maleficio de la mariposa, una dramatización de los trastornos que produce el amor en una pacífica comunidad de insectos. El estreno fue un fracaso, a pesar de lo cual, su producción teatral acabaría siendo tan aclamada como su poesía.

En 1921 publicó su primera obra en verso, Libro de poemas, pero el reconocimiento literario, llegó al publicar, en 1927, el poemario Canciones y, sobre todo, con las aplaudidas representaciones del drama patriótico Mariana Pineda, basado en un suceso ocurrido bajo el absolutismo de Fernando VII, cuando, Mariana Pineda fue condenada a muerte por bordar en una bandera una inscripción liberal. Entre 1921 y 1924, trabajando en Canciones, escribió una obra inspirada en el folclore andaluz, el Poema del cante jondo, que sería publicado en 1931, un libro en el que se percibe lo que será rasgo característico de su poesía: la identificación con lo popular. Tal orientación llegaría a su madurez con el Romancero gitano de 1928, que obtuvo un gran éxito. Tras el éxito obtenido, Lorca viajó a Nueva York, residiendo como becario de la Universidad de Columbia durante el curso 1929-1930. Las sensaciones recogidas en Nueva York se materializaron en Poeta en Nueva York, que sería publicado póstumamente en 1940, un canto contra la civilización urbana. Se ha especulado que Federico había decidido viajar a Nueva York, a causa de un fracaso amoroso; en cualquier caso, para él fue un gran alivio trasladarse a Cuba. Invitado por la Institución Hispanoamericana de Cultura. En La Habana Impartió algunas conferencias memorables, aunque no tardó en regresar a Madrid, en el otoño de 1930, donde se consagraría como uno de los mayores dramaturgos de las letras españolas. Fue nombrado, en 1932, director de La Barraca, una compañía de teatro universitario que se proponía llevar por Castilla el teatro clásico del Siglo de Oro. En 1934, terminó el Diván de Tamarit, libro de poemas inspirados en la poesía arabigoandaluza; en 1935, publicó el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, una elegía dedicada a su amigo torero, donde combina la tradición popular con imágenes de filiación surrealista, y los Seis poemas gallegos, escritos en gallego; también trabajó en diversos proyectos que quedarían, en su mayor parte, incompletos y que verían la luz póstumamente, entre ellos los Sonetos del amor oscuro, una inconclusa colección erótica.

Fruto de una mayor dedicación al teatro en los años finales son los tres dramas rurales que le sitúan entre los grandes dramaturgos europeos del periodo: Bodas de Sangre, en 1933, Yerma, en 1934 y La casa de Bernarda Alba, en 1936. Yerma cuyo tema es la maternidad frustrada, es una verdadera tragedia al modo clásico. Similar urdidura trágica hallamos en Bodas de Sangre, que, partiendo de un hecho real, inspiró el drama de una novia que huye tras su boda con un antiguo novio. Pero, sin duda, su mejor creación es La casa de Bernarda Alba, donde la pasión por la vida de Adela, encerrada en su casa junto con sus hermanas, por el luto por su padre y oprimida por una madre tiránica, estalla en una rebeldía que no teme a las últimas consecuencias. Es considerada su obra maestra, fue también la última, ya que ese mismo año estalló la Guerra Civil que llevaría al país, a la dictadura de Francisco Franco. Unos días antes del 18 de julio, Lorca se dirigió a Granada para apartarse de banderías y salvajadas, pero, desgraciadamente, dos días después, los sublevados se hicieron con el control de Granada, y hubo de refugiarse en casa de Luis Rosales, cuyos hermanos eran miembros de Falange Española, lo que no impidió que el 16 de agosto fuera detenido y fusilado en el barranco de Víznar, bajo acusaciones poco claras. Su asesinato causó una honda conmoción internacional y convirtió al artista en el trágico símbolo de la brutal intolerancia del fascismo.

Ramón Martín

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