Antonio Machado Ruiz


 

    Antonio Machado nació el 26 de julio de 1875 en la casa de las Dueñas, un espacio evocado en «Retrato», primer poema de Campos de Castilla, que se inicia con estos versos:


Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.


    Deja Sevilla, con ocho años, para trasladarse a Madrid, en donde transcurrirá su adolescencia y juventud. Ingresa en la Institución Libre de Enseñanza, en donde permanecerá hasta 1888; es aquí donde surge su admiración por don Francisco Giner de los Ríos. El 16 de mayo de 1889 ingresa en el Instituto de San Isidro; en junio de ese mismo año, realiza su primer viaje a Paris, regresando a Madrid en octubre, en donde permanecerá hasta el primero de mayo de 1907, cuando se traslada a Soria, para tomar posesión de su cátedra de francés.

    El 30 de julio de 1909, se casa con Leonor Izquierdo, que morirá el 1 de agosto de 1912. Ese mismo año, tres meses más tarde se traslada a Baeza para hacerse cargo de su cátedra en el Instituto General y Técnico. Desde el 26 de noviembre de 1919 vive en Segovia, hasta 1932. Allí pasa aquel memorable 14 de abril de 1931, al que dedica unas palabras en 1937:

    «¡Aquellas horas, Dios mío, tejidas todas ellas en el más puro lino de la esperanza, cuando unos pocos viejos republicanos izamos la bandera tricolor en el Ayuntamiento de Segovia!»


    De nuevo en Madrid, en 1932 catedrático en el Instituto Calderón de la Barca y desde el curso 1935-1936 en el Instituto Cervantes. Llega así el 18 de julio de 1936. Machado reside en Madrid y se declara leal al Gobierno Republicano. Hombre íntegro, rechaza una oferta para enseñar Literatura Española en Inglaterra, prefiere permanecer, aunque ya enfermo, en su puesto de combate, aunque con la pluma como arma. El 24 de noviembre se traslada a Valencia junto a su familia, por el Quinto Regimiento. En un principio se alojan en la Casa de la Cultura, trasladándose en diciembre de 1936 a Villa Amparo en el vecino pueblo de Rocafort.



    Antonio participa en mítines de agitación y propaganda, colabora con el Servicio Español de Información. Es nombrado Presidente honorifico del Patronato de la Casa de la Cultura de Valencia. De esta época es: «Ya va subiendo la luna», cuyos versos finales dicen así:

¡Como parece dormida
la guerra, de mar a mar,
mientras Valencia florida
se bebe el Guadalaviar!
Valencia de finas torres
Y suaves noches, Valencia
¡estaré contigo,
cuando morarte no pueda,
donde crece la arena del campo
y se aleja la mar de violeta!


    Machado se desplazó a Valencia en contadas ocasiones. Una de ellas fue el 1 de mayo de 1937, dando un discurso en la plaza de Emilio Castelar a las Juventudes Socialistas Unificadas. De nuevo se traslada a la ciudad el 10 de julio de 1937 con motivo de su intervención en el Segundo Congreso Internacional de Escritores. Ese mismo mes de julio, elogiaba en el Álbum de homenaje a la defensa de Madrid, a la heroica resistencia popular en la ciudad.

    En Villa Amparo recibirá numerosas visitas. Pero quiero destacar la que le rindió Pla y Beltrán en agosto de 1937, y en la que le atribuye las siguientes palabras: «Cuando pienso en un posible destierro, en una tierra que no sea esta atormentada tierra española, mi corazón se llena de pesadumbre. Tengo la certeza de que el extranjero significaría para mí la muerte».

    Su estancia en Barcelona apenas duró unos meses, los comprendidos entre abril de 1938 y enero de 1939. Allí siguió colaborando en Hora de España y en el periódico La Vanguardia. Hasta que ante la inminencia de la derrota, el 29 de enero de 1939 atravesó la frontera, para exiliarse en el puerto de Colliure, donde le sorprenderá la muerte el 22 de febrero de 1939. Fue enterrado en el cementerio de esa población francesa, envuelto con una bandera tricolor.

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