Teresa Carreño

 




    Nacida en Caracas el 22 de diciembre de 1853. fue bautizada como María Teresa Gertrudis de Jesús por sus padres, Manuel Antonio Carreño y Clorinda García de Sena y Rodríguez del Toro. Desde muy joven, comenzó sus estudios musicales junto a su padre. Estudios que continuó con Jules Hohené, Georges Mathias y más tarde, al trasladarse a Nueva York, con Louis Moreau Gottschalk, al que dedicó su primer trabajo: Gottschalk Waltz (Vals de Gottschalk).

    En 1862 la familia debe abandonar Venezuela por la difícil situación política y económica que atravesaba el país, partiendo el 1 de agosto, hacia Nueva York dejando a la hija mayor, Emilia Carreño Sena, con 15 años, para contraer nupcias. Llegaron a la ciudad estadounidense el 23 de agosto, donde Teresa comenzó a dar pequeños conciertos privados a amigos de la familia, que acrecentaran su fama. Su primer concierto en público tiene lugar el 25 de noviembre de ese mismo año, en la sala Irving Hall de Nueva York. Las críticas recibidas fueron muy favorables, hasta tal punto que, tras este concierto y hasta fin de año, tuvo cinco presentaciones más, recordándose en especial su actuación en la Academia de Música de Brooklyn.

    En el otoño de 1863, ofreció un concierto privado en la Casa Blanca invitada por el entonces presidente Abraham Lincoln, un admirador de la música compuesta por su maestro Gottschalk, por lo que, Teresa, tocó varias de sus piezas. A los 9 años debuta como solista con la Orquesta Sinfónica de Boston y con la Filarmónica de Londres. A los 13 años, se reencuentra con su familia en París, donde conoce a Rossini, Gounod, Maurice Ravel, Claude Debussy y Vivier. En el salón de Madame Erard tiene la oportunidad de tocar con Franz Liszt, quien queda asombrado con sus facultades interpretativas. Comienza, a pesar de su corta edad. Giras por Cuba, Estados Unidos, París, donde debutó el 3 de mayo de 1866. En uno de estos conciertos, conoció al destacado pianista Johannes Brahms, al compositor Gioacchino Rossini y a la cantante de ópera Adelina Patti. Estos dos últimos la motivan para que curse estudios de canto, debutando posteriormente como mezzosoprano con Los Hugonotes, de Giacomo Meyerbeer.

    A pesar de que, en 1866, muere su madre, viajó a España, ofreciendo conciertos en diversas ciudades. Posteriormente, volvió a Estados Unidos. En 1873, contrae matrimonio con Emile Sauret, un hábil violinista, pero irresponsable y débil de carácter. El 23 de marzo de 1874, nace su hija Emilia Sauret Carreño, viéndose obligada Teresa a dejarla al cuidado de la señora Bichoff, una amiga alemana, para poder iniciar su gira con su esposo. Dicha gira resultó un fracaso, y junto a la pérdida del segundo hijo, lleva a la disolución del matrimonio. Por esos días también falleció su padre, Manuel Antonio Carreño, todo esto sumió a Teresa en una fuerte crisis económica, que no le permitía cubrir los gastos de la crianza de su hija. Le explicó esta situación a su amiga Bichoff; y esta le propuso adoptar a la niña, a condición de que Teresa no la viese más. La pianista no tuvo otra opción que aceptar la propuesta.

    En 1876 viaja a Boston, presentándose como cantante, y conoce al barítono italiano Giovanni Tagliapietra, integrante de la compañía con la que estaba de gira. Se casan ese mismo año y fundan una empresa de conciertos, la Carreño-Donaldi Operatic Gem Company. El matrimonio tiene tres hijos: Lulú (1878), Teresita (1882) y Giovanni (1885), a quienes Teresa dedicó buena parte de su vida y cuya crianza alternó con sus giras y conciertos por Estados Unidos y Canadá.

    Su segunda visita a Venezuela se produce en febrero de 1887, a requerimiento del presidente Guzmán Blanco. Una visita en la que no se obtuvieron los resultados esperados por el público caraqueño. Este segundo viaje fue enturbiado por el rotundo fracaso de la compañía de ópera que trajo consigo, a noche de la primera función, el director no se presentó y Teresa, se vio obligada a debutar como directora para no suspender la función de la noche de estreno.

    En 1889 Teresa se separa de Giovanni Tagliapietra y viaja con sus hijos a Alemania, donde se consagró como concertista de fama internacional. En 1892 contrae matrimonio, por tercera vez, con el famoso pianista Eugen d’Albert, con quien tiene dos hijas, Eugenia y Hertha. En 1895 se separa de d'Albert, y en 1902 se casa con Arturo Tagliapietra, hermano de su segundo esposo, Giovanni. Carreño, siempre había planeado regresar a Europa y establecerse como una pianista. El 18 de noviembre de 1889, debutó con la Filarmónica de Berlín, obteniendo un rutilante éxito.

    A partir de este momento eligió como su representante a Hermann Wolff Concert Bureau, transformándose en una importante referencia musical en Alemania y multiplicando sus conciertos en Berlín y otras ciudades alemanas. Al mismo tiempo, realiza frecuentes giras como concertista por las principales capitales europeas, siendo aclamada por el público y la crítica, que la bautizada como la "walquiria del piano".

    Animada por su éxito europeo regresa a Estados Unidos en 1897 donde es recibida con inmensa expectativa. Su presentación en el Carnegie Hall de Nueva York, bajo la batuta de Anton Seidl fue bien recibida, comenzando a presentarse en Nueva York y en otras ciudades de Estados Unidos, bajo la batuta de algunos de los más importantes directores de orquesta de la época. En 1916 es invitada, por segunda vez, a dar un recital de piano en la Casa Blanca en Washington, esta vez por el presidente Woodrow Wilson.

    En 1917, poco antes de su muerte, prepara una gira por Sudamérica comenzando por Cuba, donde, tras un exitoso concierto con la Filarmónica de La Habana, sufre serios problemas de salud, por lo que su médico le aconseja que cancele sus compromisos y retorne a Nueva York. Allí le diagnostican parálisis parcial del nervio óptico, que amenaza con extenderse al cerebro. Le prescriben un reposo absoluto y una dieta. A pesar de lo cual, Teresa Carreño fallece el 12 de junio de 1917 en su apartamento de la Residencia Della Robbia.

    Durante el funeral, Louis Kaufman Anspacher, decano de la Universidad de Columbia, pronunció un discurso en su honor. Durante el sepelio fueron interpretadas obras de Fanny Mendelssohn. El ataúd fue llevado en andas por sus colegas. Sus restos fueron incinerados, de acuerdo a su última voluntad, y sus cenizas llevadas a Venezuela en 1938 y desde el 9 de diciembre de 1977 reposan en el Panteón Nacional.

Ramón Martín

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