Aleksandr Borodín

    Nació en San Petersburgo, el 12 de noviembre de 1833, era hijo bastardo del príncipe de Georgia, Luka Gedianov y su amante Avodotya Antonova. Siguiendo la costumbre de aquella época, en estas situaciones, se le registró a nombre de uno de los siervos del príncipe, Porfiri Borodin, de quién tomó el nombre. Alexander Porfirievich Borodin vivió con sus padres adoptivos hasta que se separaron, pasando a vivir con su madre, que casó con un médico militar retirado. Poco antes de morir el príncipe, fue liberado de su condición de siervo.


Borodín recibió una educación esmerada, y debido a su buena disposición, recibió las primeras lecciones de música, aunque, por influencia de su padrastro, sintió la llamada de la ciencia, ingresando en 1850 en la Academia de Cirugía Médica de San Petersburgo, donde se interesó por la Química. En 1856 terminados sus estudios de Medicina, con el grado de Doctor, trabajó en un hospital. Situación que no duró mucho, ya que se trasladó a Alemania para profundizar sus estudios, aunque nunca ejercería de médico.

En 1859, estudió en la Universidad de Heidelberg, con Gustav Kirchoff y Robert Bunsen, descubridores del cesio y del rubidio. Allí coincidió, con famosos científicos como Mendeleev, Sechenov, Erlenmeyer y Botkin. Allí, se especializó en el campo de la química orgánica, formulando los productos que se derivaban del benzaldehido, al calentarlo. Su proceso se basó en la producción y análisis de derivados, por medio de sus reacciones con el cloruro de etilo. Otra de sus investigaciones se ocupó de los derivados monobromados de los ácidos valérico y butírico, mediante el uso del bromo sobre las sales metálicas de dichos ácidos.

Borodin realizó diversos viajes con sus amigos químicos, visitando entre otros lugares Paris e Italia. En mayo de 1861 conoció a una joven pianista rusa de 29 años, Ekaterina Sergeyevna Protopopova, que había sido enviada a Alemania para recibir tratamiento de la tuberculosis. A su lado descubrió el repertorio de Chopin, Schumann y Liszt. La recién nacida amistad entre los jóvenes se transformó en amor y durante una visita a Baden-Baden se comprometen. En octubre viajan a Italia, para mejorar la salud de la muchacha, y allí formalizan su amor. En principio, la idea era dejar a Ekaterina en Pisa, a pesar de que, la separación, resultaba demasiado dolorosa. Pero allí conoció a los químicos italianos, Lucca y Tassinari que le ofrecieron trabajar en su laboratorio. Esto le resultaba beneficioso, ya que podía seguir junto a su amada, y, además, poder realizar sus experimentos científicos. En Italia, tenía otra ventaja: que podía trabajar al aire libre incluso en invierno, teniendo en cuenta que, debido a la toxicidad de los productos, en aquella época se trabajaba fuera del laboratorio.


En Italia permaneció junto a Ekaterina durante el invierno de 1861, hasta la primavera siguiente. Pero Borodin no se olvidó de la música, empleando su tiempo libre en la composición y aumentando las relaciones con otros músicos. Su prometida mejora y ambos pueden regresar a Rusia, a donde llegan el 20 de septiembre de 1862. Ekaterina, bastante mejorada, vuelve a su hogar en Moscú, pero la pareja se ve separada, al aceptar Borodin, el nombramiento de la cátedra de Química Orgánica de la Academia Militar de San Petersburgo, pero su relación no se apaga con la distancia.

En el otoño de 1862 conoce a Mili Balákirev, entrando en contacto con el famoso Grupo de los CincoBalákirev le anima a componer. Pero su trabajo como investigador químico, no le permite dedicar mucho tiempo a la música, por lo que su proyecto de escribir una sinfonía se desarrollará lentamente. El 17 de abril de 1863 Borodin y Ekaterina, se casan. Un matrimonio que solo se separará por la muerte del compositor.

A principios de la década de los 70 empieza a dedicar más tiempo a la composición. Visto el éxito obtenido con su primera sinfonía, piensa en 1869, escribir una nueva, terminando, el primer movimiento, en 1871. Pero, el proyecto de esta nueva sinfonía se ve frenado por la ilusión de componer una ópera, “El Príncipe Igor”, que comenzará en 1869 y en la que trabajó hasta su muerte.

En 1877 viaja a Weimar, donde se reencuentra con Liszt. En sus últimos años presta una mayor atención a la música, pero muere, repentinamente, el 27 de febrero de 1887, a causa de la ruptura de una arteria coronaria, durante la celebración de una fiesta en su casa, en la cual, interpretó al piano fragmentos de su tercera sinfonía que estaba escribiendo. 

Recreémonos con una muestra del genial compositor: Las danzas Polovtsianas de El Principe Igor

Ramón Martín

Comentarios

  1. En vez de poner el enlace al video lo puedes integrar en el artículo. Saludos

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