Tomás Bretón y Hernández



    Nacido en Salamanca el 29 de diciembre de 1850, en el seno de una familia humilde —su padre era panadero—, compuesta por Antonio Bretón Hernández y Andrea Hernández Rodríguez. El matrimonio tuvo cuatro hijos, aunque dos murieron siendo niños. Tomás quedó huérfano de padre a los tres años, comenzando sus estudios de solfeo y violín en la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy, con Ángel Piñuela. Comenzó a tocar en cafés e iglesias, además de en el Teatro del Hospital de la calle de la Alegría, incorporándose a su orquesta con sólo doce años. En 1865, entró en contacto con el director del Teatro Variedades, durante una función en Salamanca, el cual reconoció su enorme talento, por lo que aconsejó a su familia que se trasladaran a Madrid, para que pudiera estudiar en el conservatorio de la ciudad. Ese mismo año se mudaron a Madrid, y entró a formar parte de la orquesta del Teatro Variedades, mientras proseguía sus estudios. Pero, una epidemia obligó a cerrar el teatro, pasando a tocar en el Café Vapor y, poco después, en el Teatro de la Zarzuela, al tiempo que era admitido como segundo violín en la Sociedad de Conciertos, que acababa de fundarse. Abandonando este puesto al convertirse en director y concertino de la orquesta del Circo Price.

    Fue estudiando, por libre, Armonía y Composición en el conservatorio, de la mano del profesor José Aranguren. Un año después, se matriculó en el cuarto curso de Composición con Arrieta. Ese mismo año finalizó los estudios con el premio de Composición. Premio compartido con su compañero Ruperto Chapí. Una vez finalizados sus estudios, compuso su obra más ambiciosa, la Sinfonía n.º 1 en Fa Mayor, dedicada a Arrieta, que fue estrenada dos años más tarde por la Sociedad de Conciertos. Animado, comenzó a componer para las compañías de zarzuela de la capital. Su primera zarzuela en tres actos, Tic-tac, se estrenó en 1873 en el Teatro del Circo.

    En 1878 fundó la orquesta Unión Artística Musical, alternativa a la Sociedad de Conciertos en Madrid, por iniciativa del empresario Felipe Ducazcal, accediendo al puesto de director. Fue disuelta en 1886.



    En 1880, contrajo matrimonio con Dolores Matheu, de cuya unión sobrevivieron tres hijos, Antonio Mario, Abelardo y María. En 1881, consiguió la plaza de mérito de la Academia de Bellas Artes de Roma, donde permaneció los tres años siguientes, junto a su mujer y su primer hijo, gracias a una beca del rey Alfonso XII, es allí donde comienza una de sus obras fundamentales, Los amantes de Teruel. En Roma sus composiciones más importantes fueron orquestales, aunque durante el primer año, obligado a realizar una composición religiosa, escribe —también el libreto—, un oratorio llamado El Apocalipsis. En octubre de 1882 permanece en Viena, donde conoce la música de Wagner. Al año siguiente se traslada a París, donde pasó el último año de su beca, centrándose en la composición de su ópera Los amantes de Teruel. El verano regresa a Madrid, donde es nombrado director de la Sociedad de Conciertos, cargo que ocupó hasta 1890, colaborando con Sarasate, Fernández Arbós y Albéniz.

    Finalizada Los amantes, surge la polémica. Ya que La Academia no la consideró apta para presentarla en el Teatro Real. Tras negarse a hacer los cambios que le solicitaban, publicó su folleto titulado Más en favor de la ópera nacional, en el que proponía la creación de teatros y obras siguiendo el estilo de los coliseos europeos italianos, alemanes o franceses. El enfrentamiento llegó a la opinión pública, obligando al ministro a intervenir para que se realizara el estreno, que se produjo el 12 de febrero de 1889 con el compositor dirigiendo a la orquesta. El éxito convirtió a Bretón en una de las figuras de la música española. Tras el éxito obtenido con Los amantes, Bretón escribió una ópera sobre un tema catalán, Garín o L’eremita di Montserrat, con libreto de Cesare Fereal. Se estrenó en el Liceo en mayo de 1892 y en octubre, en el Teatro Real de Madrid.



    La ruptura de Chapí con los empresarios del Teatro Apolo en 1894 le acercó al “género chico”, a pesar de haberlo criticado duramente. Por encargo del Apolo nace, con libreto de Ventura de la Vega, La verbena de la Paloma. De esta forma, una obra compuesta en escasos días se convirtió en el mayor éxito de Bretón, siendo estrenada el 17 de febrero de 1894. Pocos días después de presentarse La Verbena de la Paloma, la Sociedad de Conciertos, presentaba sus Escenas andaluzas, profundizando en el estilo andalucista sinfónico. Más seguía centrado en la creación de un repertorio operístico nacional. El tema elegido fue La Dolores, con un libreto escrito por él, basado en un drama rural de Feliú y Codina. La Dolores se estrenó en el Teatro de la Zarzuela, el 16 de marzo de 1895, cuando Bretón renunció a estrenarla en el Teatro Real para evitar problemas; teniendo un gran éxito. El éxito fue tal que finalmente se representó en el Teatro Real de Madrid, en 1915, y en el Liceo de Barcelona en 1916. En 1923, poco antes de morir el compositor, volvió al Teatro Real con un cartel en el que aparecían las grandes figuras: Hipólito Lázaro, Miguel Fleta y Ofelia Nieto.

    Bretón se había convertido en una personalidad del mundo cultural español y su reputación iba en aumento. El 14 de mayo de 1896 se le nombró académico de Bellas Artes de San Fernando. En 1901 fue nombrado comisario regio del Conservatorio de Música de Madrid. En 1902 participó en uno de sus proyectos más queridos: la creación en Madrid de un escenario dedicado en exclusiva a la ópera nacional: el Teatro Lírico, en la calle Marqués de la Ensenada. El empresario Luciano Berriatua avaló este proyecto, que sólo duró un mes, limitándose al estreno de tres obras: Circe de Chapí, Raimundo Lulio de Ricardo Villa y Farinelli de Bretón.

    A finales de 1911 presentó su dimisión en el Conservatorio, le sucedió Cecilio de Roda, que sólo estuvo un año, ya que falleció a principios de 1912. Comenzó una campaña a favor del regreso de Bretón, que volvió en febrero de 1913. En junio de 1917 falleció su mujer, Dolores Matheu; para rendirle homenaje, compuso el poema sinfónico Elegía y añoranzas. En 1918 escribió su última composición, la cantata Aragón. Los últimos años de la vida del maestro, pese a que nunca superó la muerte de su esposa, no dejaron de ser activos. En 1921, el Conservatorio le comunicó el cese. Al hacerse pública esta noticia, volvieron a celebrarse actos públicos de apoyo al maestro, llegando al Senado, que le concedió una pensión vitalicia de 7.500 pesetas.

    Murió, el 2 de diciembre de 1923, en su casa de la calle de Campomanes. Al conocer la noticia, el maestro Arbós detuvo el concierto que estaba dirigiendo e interpretó la “Jota” de La Dolores. Hubo numerosas muestras de duelo, en las calles y en los medios de comunicación, que sobre todo recordaron que Bretón había hecho de la dignificación de la música española su verdadera lucha durante toda su vida.

    Hay multitud de muestras de las zarzuelas compuestas por el maestro Bretón, pero me vais a permitir que, en este caso, por añoranza, ponga el preludio de La Verbena de La Paloma, por la Gran Orquesta Sinfónica, dirigida por Ataulfo Argenta.

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