Ruperto Chapí Lorente


 

    Nacido en la ciudad alicantina de Villena, el 27 de mayo de 1851. Era su padre un modesto barbero, con una importante afición a la música que ya venía de generaciones anteriores. Sus hermanos —Ruperto era el quinto hijo— comenzaron a estudiar solfeo desde temprana edad. Ruperto aprendió a tocar el flautín y el cornetín, entrando a formar parte de la Banda Música Nueva de Villena, a la que dedicaría sus primeras obras. En 1865 fue nombrado director de la Banda, el maestro Higinio Marín, que sería el encargado de su formación musical a partir de entonces.

    En 1866 compuso su primera zarzuela, Estrella del bosque, y un año después abandonó Villena trasladándose a estudiar en Madrid, junto a su hermano Eduardo. Allí tomó contacto con Gaztambide que lo presentó en dos teatros, aunque sin éxito. Enfermo su hermano, tuvo que regresar a Villena, para regresar en 1869 a Madrid, ingresando en la orquesta de Los Bufos, y en 1870, con plaza definitiva, en el Teatro Price. Fue admitido en la Sociedad de Conciertos, y el año 1871 compuso Abel y Caín, que le había solicitado Emilio Arrieta, por aquel entonces, su profesor de composición en el conservatorio. En 1872 obtuvo, junto con Tomás Bretón, el primer premio del conservatorio, a consecuencia de lo cual, recibió un encargo de Arderíus: una ópera basada en la vida de Vasco Núñez de Balboa. Ese mismo año se casó con Vicenta Selva Álvarez Ordoño. En 1873 murió su padre, sufriendo una grave depresión.

    Obtuvo una pensión en la Academia de Bellas Artes de Roma; para cuyo concurso presentó la ópera Las naves de Cortés, con texto de Antonio Arnao, que fue estrenada en el Teatro Real con bastante éxito. Durante su período de becario escribió La hija de Jefté, también con texto de Arnao, estrenada en el Teatro Real en 1876. Pasó cuatro años recorriendo Roma, Milán y París, ampliando sus conocimientos. Regresó a Madrid el 1 de octubre de 1878 y abandonó el puesto de músico mayor en el regimiento, para dedicarse únicamente a la composición. En 1879, Tomás Bretón dirigió el estreno de la que posiblemente sea su obra más importante para orquesta, Fantasía morisca o La corte de Granada. A partir de ese momento se dedica, sobre todo, a componer zarzuelas, especialmente la zarzuela grande, donde están sus títulos más importantes.

    En estos años se suceden los estrenos, y Chapí establece relaciones con diferentes teatros, destacando el Teatro Apolo; produciéndose en 1882 uno de los estrenos que marcaron su carrera, La tempestad, con libreto de Miguel Ramos Carrión, estrenado en el Teatro de la Zarzuela, donde intervenía, por primera vez, el tenor Eduardo Bergés, que luego intervendría en diversas obras del maestro. Con La tempestad se ganó el favor del público y la experiencia necesaria para el mundo del teatro. En 1889, por sugerencia de Arrieta, se presentó al concurso que serviría de marco a la coronación del poeta granadino José Zorrilla. En estos años le fue favorable.




    En 1890 estrenó siete obras, principalmente en el Teatro Apolo: Las doce y media y sereno, con texto de Fernández Manzano. Con esta obra nace la reventa, debido a su gran éxito de público. En 1891 llegarán tres estrenos importantes: El rey que rabió, estrenada en el Teatro de la Zarzuela; El mismo demonio y Los trabajadores, estrenadas en el Apolo. El éxito de Chapí iba en aumento cada año. En 1894 llegan algunos de sus títulos más relevantes, El duque de Gandía, con Joaquín Dicenta, El moro Muza y El tambor de granaderos. En este año comienza a fraguarse el proyecto de la Sociedad General de Autores, de la que fue un impulsor, proyecto que le trajo problemas para estrenar algunas de sus obras, y a rechazar un libreto fundamental de la zarzuela: La verbena de la Paloma, compuesto por Bretón, así como a superar el cierre del Teatro Apolo.

    En 1896, entró en contacto con Carlos Fernández-Shaw, que fue uno de sus colaboradores más activos. Es entonces cuando se reanuda la relación con los empresarios del Teatro Apolo, volviendo a estrenar en el. Un año más tarde, en 1897, estrena una de las obras cumbre del género chico: La Revoltosa, que le sitúa como el más importante compositor de este género. El libreto, era obra de Fernández-Shaw junto con López Silva. El estreno fue, sin duda, el acontecimiento musical del año. 1899 estuvo dedicado a resolver los problemas de la Sociedad General de Autores, nacida en junio de ese año para contrarrestar los abusos de las editoriales y permitir que los autores cobraran por sus representaciones. En los años siguientes era solicitado por todos los teatros de zarzuela para estrenar obras, aunque permaneció fiel al Teatro Apolo.

    Tras el estreno de Margarita la Tornera, recibió una serie de homenajes, el primero fue en marzo, del que se retiró indispuesto. Falleció el 25 de ese mismo mes, de una pulmonía. junto a él estuvieron su esposa y sus hijos Cecilia, Miguel y José. La conducción del cadáver fue una verdadera muestra de cariño por las calles madrileñas. En el Teatro Apolo se interpretó la marcha de El tambor de granaderos; en la Zarzuela, el miserere de El duque de Gandía; en el Teatro Real, dirigida por Arbós, la marcha fúnebre de El ocaso de los dioses, de Wagner. Un año después de su muerte, el 14 de enero de 1910, se estrenó en el Apolo su última obra, La magia de la vida.

    De todos es sabido que uno de los grandes éxitos del maestro Chapí fue La Revoltosa. Aquí os dejo el dúo entre Felipe y Mari Pepa. Un sentido homenaje al compositor.

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