Antonio Beltrán Casaña-El Esquinazu
Antonio Beltrán Casaña, nació en el municipio jacetano de Canfranc, en la provincia aragonesa de Huesca, el 8 de marzo de 1897, hijo de Gregorio Beltrán Casajús y de Anacleta Casaña Lacué, ésta descendiente de una familia de infanzones, aunque de menguados recursos económicos. Antonio realiza sus primeros estudios en la Escuela Municipal de Canfranc, aunque rápidamente sale de la escuela, puesto que, su maestro afirma que tiene mayores conocimientos que los suyos. Se hará amigo de Francisco Cavero, Hilario Borau, Ricardo Sánchez y Lázaro Beltrán que formaran el grupo conocido como "el quinteto de Canfranc", de ideología socialista y anarquista.
En 1911, la familia le envía a casa de unos familiares en Flagstaff, Arizona (Estados Unidos de Norteamérica), donde permanece hasta 1915, cuando pasa la frontera con México, en plena lucha revolucionaria, para unirse a los Dorados de Pancho Villa, con los que participa, el 9 de marzo de 1916, en la Batalla de Columbus, cuando se asalta dicha población, en el estado estadounidense de Nuevo México. Poco después se organiza una expedición militar estadounidense al mando del general John J. Pershing para castigar dicha invasión, y Antonio decide abandonar el Ejército revolucionario para trasladarse a Canadá, donde trabajará como leñador.
Al entrar los Estados Unidos de Norteamérica en la Primera Guerra Mundial, Antonio vuelve a pasar la frontera, alistándose como voluntario en las unidades militares norteamericanas destinadas al frente francés, al mando precisamente del mismo John J. Pershing, llegando a Francia en el verano de 1917. A principios de 1918, tras concedérsele una medalla, se le otorga un permiso. Permiso que aprovecha para desertar y dirigirse a su casa, en Canfranc, regresando a la vida civil. Junto a Francisco Cavero organiza diversos negocios relacionados con el transporte y contrabando, Dando comienzo su relación con políticos republicanos. El 22 de marzo de 1926 contrae matrimonio con Teodora Bescós Jarne, pasando a residir en la población francesa de Etsaut junto a Cavero y su esposa, debido a los problemas surgidos con la policía española de fronteras a causa de sus actividades de contrabando. En 1928 se traslada a Argentina, residiendo en Buenos Aires y, posteriormente, en Rosario, donde reside hasta la amnistía promulgada en 1930 por el Gobierno de Dámaso Berenguer, momento en el que decide regresar a España.
Tras regresar a Jaca, reinicia sus relaciones con políticos republicanos, y es entonces cuando adopta el seudónimo de L'Esquinazau, que se remonta a uno de sus antepasados, que tenía la costumbre de comentar, en idioma aragonés, lo esquinazau que estaba tras un día de trabajo. Habiendo tenido noticias de la preparación de una sublevación republicana, se pone en contacto con el capitán Fermín Galán Rodríguez, para ofrecerse. Contacta telefónicamente con Galán, que está hospedado en la fonda Mur, concertando una cita con él, iniciándose una relación de amistad. Antonio se encargará de la requisa de camiones con los que se desplazará hasta Huesca la columna rebelde. El viernes 12 de diciembre de 1930 tiene lugar la sublevación. A primera hora de la tarde, Antonio parte hacia Huesca conduciendo uno de los camiones que se dirigen a la ciudad, donde está previsto que la sublevación reciba nuevos apoyos. Sin embargo, en contra de lo previsto, falla el apoyo de los sindicatos obreros, que deberían haber decretado una huelga general que paralizara el transporte ferroviario, lo que permite la reacción del Gobierno desde la Capitanía General de Zaragoza, puesto que la actitud del general Manuel de las Heras, en el Gobierno Militar de Huesca, no parece clara. Fallan también otras guarniciones militares que se habían comprometido previamente, y que optan por quedar a la expectativa del desarrollo de los acontecimientos.
Entre tanto, la columna en que va incluido el camión de Antonio, tiene un encuentro, a la altura de Anzánigo con un destacamento mandado por el general Las Heras, y que se dirige a Jaca para investigar sobre los rumores de una sublevación. Se produce un pequeño tiroteo y la columna gubernamental se deshace, perdiéndose el contacto con el general. La guarnición de Huesca establece una posición defensiva en Cillas, cerca de Huesca, bloqueando el posible acceso de los sublevados a la ciudad, en espera de los refuerzos prometidos desde Zaragoza y otras guarniciones. Tras muchos retrasos, la columna sublevada llega a Ayerbe, de donde parte hacia Huesca. Hacia las nueve o las diez de la mañana llegan a las posiciones gubernamentales de Cillas. Creyendo que las tropas de Huesca van a unirse a la sublevación, y desconociendo que el mando de las mismas ha sido asumido por el monárquico general de caballería Ángel Dolla Lahoz, Antonio conduce a los capitanes Ángel García Hernández y Luis Salinas a parlamentar, siendo los tres hechos prisioneros por orden de Dolla, que ordena disparar contra los sublevados, dispersando la columna, siendo capturados sus componentes.
Antonio, junto a los capitanes Salinas y García Hernández, son conducidos a las instalaciones militares de Huesca, donde quedan detenidos, a pesar de las órdenes del general Dolla de que los tres fuesen fusilados. El 14 de diciembre se inicia juicio sumarísimo contra los militares sublevados, quedando los civiles en espera. Los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández son fusilados tras un juicio que apenas dura 40 minutos. Antonio es trasladado a la Ciudadela de Jaca, junto a 138 civiles detenidos por su participación en la sublevación. Su juicio debía celebrarse pasadas las previstas elecciones municipales del 12 de abril de 1931, pero tras la victoria republicana en dichas elecciones, el 14 de abril de 1931 es proclamada la Segunda República Española, y ese mismo día Antonio Beltrán es puesto en libertad, siendo paseado como un héroe por las calles de Jaca, junto al resto de presos liberados. El 19 de abril los sublevados de Jaca, reciben un homenaje en Barcelona, siendo recibidos en el Palacio de la Generalidad de Cataluña por Francesc Macià, su presidente provisional.
En las primeras elecciones a Cortes, el 28 de junio de 1931, Antonio presta su apoyo a la candidatura Insurrección de Jaca, liderada por los capitanes Francisco Galán (hermano de Fermín), Salvador Sediles y Luis Salinas, junto a algunos civiles implicados en la sublevación. Aunque no logran acta de diputado, obtienen buenos resultados en varios lugares del distrito de Jaca. Antonio, reintegrado a la vida civil, trabaja para el nuevo Gobierno republicano en el ferrocarril de Canfranc, destinado en el poblado de los Arañones.
El 17 de julio de 1936, los militares se sublevan en los territorios españoles del norte de África, sublevación que, el día 18 se traslada a la península, dando lugar a la Guerra Civil Española. Un día después, la guarnición de Jaca se suma a la sublevación, y se producen enfrentamientos con grupos de civiles. Antonio, que se encuentra en Canfranc, decide pasar la frontera hacia Francia, mientras son detenidos su mujer y sus padres.
Antonio regresa a España por Cataluña, donde, a pesar de ser militante de Izquierda Republicana, se afilia al Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), junto con otros compañeros que ha ido encontrado, para evitar molestias en los controles. Se encaminan hacia Barbastro, donde contactan con grupos de anarquistas de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), recién llegados de Barcelona, a fin de reconquistar las parte sublevadas de Aragón. Van recibiendo nuevas incorporaciones de gentes de la Jacetania y las Cinco Villas, zonas controladas por los rebeldes. Se encaminan al Serrablo oscense, para alcanzar Jaca. Junto con grupos de nacionalistas catalanes de Estat Català, milicianos de Sabadell y un grupo de aragoneses al mando del comandante Mariano Bueno Ferrer, logran estabilizar el frente en Huesca, evitando que los sublevados se encaminen hacia Barbastro y lo que ya es la retaguardia republicana en Cataluña.
En febrero de 1937 se abren oficinas de reclutamiento en Caspe y en el Centro Aragonés de Barcelona, será el Batallón Cinco Villas, también llamado 2.ª Brigada Aragonesa, al que se unen anarquistas de la zona que hasta ahora luchaban en el frente de Madrid. Esta unidad se une al grupo de Antonio, que empieza a ser conocido como Batallón Alto Aragón o 1.ª Brigada Aragonesa. A los que se une el Batallón FETE UGT, compuesto por maestros de ideas republicanas. Todo este conjunto de unidades, será el núcleo de la futura 130.ª Brigada Mixta, a su vez núcleo de la futura 43.ª División del Ejército Popular, junto con la 72.ª Brigada Mixta, cuyo mando se otorga a Antonio Beltrán, poco después de haber estado al mando del Batallón Cinco Villas. Mientras Antonio organiza la resistencia en la zona, llegan, como refuerzos, unidades de la 102.ª Brigada Mixta, formada con reemplazos de la zona de Albacete en abril de 1937. El 11 de septiembre de 1937 es nombrado mayor de Milicias, y se le da oficialmente el mando de la 72.ª Brigada Mixta.
En marzo de 1938, las tropas sublevadas, a las órdenes de Franco, tras liquidar la resistencia republicana en la Batalla de Teruel, atacan el sector sur del Frente de Aragón, con la idea de conquistar el territorio al sur del Ebro en manos de la República. El siguiente paso, en el sector norte, consistirá en alcanzar la línea del Segre. Aunque las unidades de la 43.ª División resisten, el sector sur republicano se hunde, y el 29 de marzo de 1938 cae Barbastro, situada en la retaguardia de la 43.ª División. Ante la amenaza de cerco, inician una retirada ordenada, acompañada por el éxito.
El 3 de abril de 1938, Lérida cae en poder de los sublevados, siendo necesaria una mayor retirada de la 43.ª División, seriamente amenazada de ser cercada debido al hundimiento del frente republicano. El jefe de la división, militar profesional, Antonio Escassi Cerrada, huye en connivencia con los sublevados. Antonio asume interinamente el mando de toda la unidad y se apresta a la defensa. La División ha quedado arrinconada contra la frontera francesa en el Pirineo, en Bielsa, dando origen a la Bolsa de Bielsa. Los sublevados preparan una ofensiva que esperan acabe rápidamente con la división cercada; pero esta resiste los primeros ataques, a pesar de la escasez de suministros debido al cierre de la frontera por orden del Gobierno francés.
El 16 de junio las últimas unidades de retaguardia de la 43.ª División atraviesan la frontera francesa, tras la evacuación de la población civil a través del paso del Puerto Viejo de Bielsa. Los franceses organizan una consulta entre los soldados en el que les piden definirse por su regreso a la España republicana o por su paso a la España de los sublevados. Son 411 hombres y 5 enfermeras los que eligen la segunda opción, mientras que 6.889 hombres piden regresar a las líneas republicanas, lo que da idea de la excelente moral de la unidad. El mismo 17 de junio los hombres comienzan a pasar la frontera por la población de Port-Bou.
La 43.ª División es reorganizada en Figueras y Gerona, siendo adscrita al Ejército del Ebro que se está organizando con vistas a una ofensiva: Batalla del Ebro; en agosto es enviada como reserva, y el 25 de agosto es desplegada en el sector de la Sierra de Cavalls, tras recibir el armamento capturado a unidades enemigas durante el avance republicano. El 1 de septiembre de 1938 la división es objeto de un homenaje por parte del Gobierno de la República, en recuerdo de su actuación durante la reciente Batalla en la bolsa de Bielsa. El 30 de octubre, tiene lugar un ataque de los sublevados contra la sierra de Cavalls, que ocupa la 43.ª División. Cinco divisiones asaltan las posiciones republicanas, la 130.ª Brigada Mixta, que ocupa el sector, ve morir al jefe de la Brigada, a su comisario político y a todos los comandantes de batallón salvo uno. Al anochecer, tras haber perdido al 70% de sus miembros, se da la orden de retirada. El 12 de noviembre Antonio resulta herido tras ser alcanzado por un proyectil de artillería. El 23 de diciembre los sublevados lanzan un ataque en el sector de Serós, en el norte del sector defendido por la 43.ª División nuevamente amenazada de cerco. Se inicia el hundimiento de todo el frente republicano. Todas las unidades retroceden combatiendo, y quedan completamente desorganizadas, siendo imposible ya la resistencia organizada. Antonio se retira con los restos de su unidad hacia Reus, alcanzando luego Tarragona y Barcelona por la línea costera. Al pasar lista en Montjuïc, sólo le quedan a la 43.ª División unos 300 hombres. Antonio intenta colaborar en la defensa de Barcelona organizando a los grupos de soldados en retirada, pero resulta imposible. El 26 de enero de 1939, Beltrán abandona Barcelona, en dirección a El Masnou y Mataró, de nuevo por la costa. Es organizada una unidad, la 19.ª Brigada, a cuyo frente se nombra a Antonio, que organiza un frente defensivo en Arenys de Mar. Sin embargo, el 8 de febrero, Modesto da la orden de retirada a Francia. Antonio Beltrán pasa la frontera, siendo internado en el campo de refugiados de Saint-Cyprien.
En abril de 1939, siendo militante del Partido Comunista de España, puede trasladarse a la Unión Soviética, desembarcando en Leningrado, desde donde es trasladado a Moscú. Durante su estancia en la URSS, junto a otros antiguos mandos del Ejército Popular Republicano, es destinado a la Academia Militar Frunze. Con la entrada en guerra de la URSS contra el Tercer Reich tras la invasión alemana, el 22 de junio de 1941, Antonio, junto a otros españoles acogidos en la URSS solicitan su incorporación al frente, petición que es desestimada por las autoridades soviéticas, diciendo Stalin que deben reservarse para su lucha en España. En febrero de 1946, acabada la Segunda Guerra Mundial, Antonio recibe la autorización para dirigirse a Francia.
ras una breve estancia en Yugoslavia (Tito había colaborado en las Brigadas Internacionales), Antonio llega a Francia, a la ciudad de Toulouse, donde se le encarga la organizar el paso de los guerrilleros españoles antifranquistas a España. Rápidamente organiza una red, formada esencialmente por anarquistas, lo que no complace a los cuadros prosoviéticos del Partido Comunista, que organizan una campaña en su contra, que culmina con su expulsión en octubre de 1947. En septiembre de 1950 es detenido por las autoridades francesas en el marco de una operación contra los comunistas franceses; es deportado, junto con varios comunistas españoles, a la isla de Córcega. En junio de 1952 regresará al continente; y a partir de este momento, colabora con los servicios secretos de la República española en el exilio. El Partido Comunista llega a acusarle de espionaje a favor de los servicios secretos estadounidenses.
En 1953, cruza el Atlántico, se inicia un periplo latinoamericano, que discurre por Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Perú y Cuba, para acabar viaje en el Reino Unido, donde a principios de 1955 solicita asilo político, que le es denegado. Se dirige a Bélgica, para acabar regresando a Francia, donde logra un visado para México, donde se asienta en 1956, en Puebla de Zaragoza. Enfermo, es trasladado al Sanatorio Español de México, D.F., donde recibe los cuidados de Carmen Parga, esposa del militar republicano Manuel Tagüeña, falleciendo el 6 de agosto de 1960. Sería enterrado en el Panteón Español de México, con su ataúd envuelto en la bandera tricolor republicana.
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Ramón Martín


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