Muhámmad an-Násir (Miramamolín), califa almohade desde el año 1199 al 1213
Según Viguera Molins, debió nacer en la primavera del
1181. Su padre fue el califa Abu Yúsuf Yaacub al-Mansur, y su madre una esclava
cristiana llamada Zahr (Flor). Fue proclamado heredero, en el año 1191, al
regresar su padre de su primera campaña por al-Ándalus, aunque, tras volver a
ser proclamado en el año 1198, cuando ya estaba moribundo el califa, ascendió
al trono en enero de 1199, pocos días después del fallecimiento de su padre al-Mansur.
Parece ser que era alto, de
barba bermeja entrecana, ojos garzos y tenía un defecto en la lengua por lo que
era de pocas palabras. Cabizbajo, era benévolo, poco sanguinario, muy descuidado
en todo aquello que no le suscitaba interés y avaricioso. Tímido y solitario,
heredó de su padre un imperio que mostraba señales de inestabilidad. A causa de
las victorias de al-Mansur contra los cristianos, como la de Alarcos, pudo gozar de un
periodo de tranquilidad en ese frente, por lo que concentró sus esfuerzos
contra los Banu Ghaniya, que eran descendientes de los almorávides; y que pretendían
conquistar los territorios del norte de África —actualmente costa occidental
entre Libia y Túnez y oriental de Argelia—, pero Muhámmad an-Násir acabó por
derrotarlos en las campañas realizadas en los años 1205 y 1206. Una vez
sometidos, colocó al visir Abu Muhammad Abd al-Wahid ibn Abi Hafs como
gobernante en esa región, lo que dio lugar al nacimiento de la dinastía háfsida,
que sucedería a los almohades en el norte de África hasta el año 1574.
A partir de entonces se dedicó a
combatir la nueva amenaza en al-Ándalus, debida a la cruzada proclamada por el
papa Inocencio III. La coalición cristiana creada para dicha cruzada la
encabezaba Alfonso VIII de
Castilla y en ella participaron Sancho VII de
Navarra, Pedro II de Aragón junto
a huestes del reino de Portugal, aunque estos acudieron sin contar con la
presencia de su rey Alfonso II;
además de las órdenes militares de Santiago,
Calatrava,
Temple y
Hospital,
junto a algunos caballeros de León y
del resto de Europa. El rey Alfonso IX de León
decidió no participar.
El 16 de julio de 1212 los cristianos infligieron una fuerte derrota al ejército musulmán en la Batalla de las Navas de Tolosa, y como consecuencia de esta, el avance cristiano por al-Ándalus solo se vio frenado por la peste. Muhámmad an-Násir volvió a Rabat para abdicar en favor de su hijo Yúsuf al-Mustánsir. Falleciendo el 25 de diciembre del 1213, asesinado por sus cortesanos en el alcázar real de Marrakech, en el que se había encerrado tras ser derrotado en Las Navas; contaba treinta y dos años. Su hijo y heredero contaba pocos años y tuvo que afrontar la creciente amenaza de los bereberes benimerines.
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Ramón Martín
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