Lluis Companys i Jover

 


Lluís Companys i Jover, nació en Tarrós (Lleida), el 21 de junio de 1882, en el seno de una familia. Su padre, Josep Companys i Fontanet, era un hombre ilustrado de ideas liberales, y su madre, María Luisa de Jover, era de origen noble de ascendencia aragonesa. Fue el segundo de diez hermanos (5 varones y 3 mujeres). Al cumplir los 8 años, sus padres lo enviaron a estudiar a Barcelona en el Liceo Polyglota, donde cursó el bachillerato. En 1898 ingresó en la Universidad de Barcelona para estudiar Derecho; allí se involucró en actividades políticas de carácter republicano, dando comienzo una intensa actividad política y periodística, que se prolongará hasta sus momentos finales:

En 1900 participó en la fundación de la Asociación Escolar Republicana en dicha universidad, publicando el semanario, La Defensa Escolar.

En 1903, una vez licenciado, ingresó en la Unión Republicana de Nicolás Salmerón Alonso.

En 1906, tras incendiar los militares las redacciones de las revistas catalanistas, ¡Cu-Cut! y La Veu de Catalunya, se aprobó la ley de Jurisdicciones, formándose la coalición electoral Solidaridad Catalana.

En 1909 los restos de la Unión Republicana, circunscrita a Cataluña, se coaligó con el Centre Nacionalista Republicà y los federales para presentarse a las elecciones de 1910, convirtiéndose en un único partido, la Unión Federal Nacionalista Republicana, en la que Companys fue nombrado presidente de su sección juvenil.

El 17 de octubre de 1910 contrajo matrimonio con su primera mujer, Mercé Micó, con la que tuvo dos hijos, Lluís Companys i Micó, nacido en 1911, y Maria de l'Alba, en 1915.

 

La muerte de José María Vallés, líder de La Unión Federal Nacionalista Republicana, produjo la desbandada, creandose el Partido Reformista de Melquíades Álvarez, en el que ingresaron los elementos menos nacionalistas de la desaparecida Unión Federal, entre los que se encontraba Companys.

 

 


 

 

En 1913 fue candidato en Barcelona del Partido Reformista en las elecciones municipales, sin resultar elegido. Al año siguiente abandonó el reformismo, aunque siguió vinculado con la publicación La Publicidad, en la que coincidió, en 1915, con Marcelino Domingo.

En mayo de 1915, Domingo, Companys y Layret crearon el Bloc Republicà Autonomista que se presentó a las elecciones; Domingo fue elegido, en tanto que Companys fue derrotado.

Tras trabajar como pasante en dos bufetes, comenzó a ejercer como abogado laboralista de militantes obreros y clientes sin recursos.

En septiembre de 1916 fundaron el periódico, La Lucha, órgano de expresión del Bloc Republicà Autonomista.

En abril de 1917 el Bloc se fusionó junto a otras formaciones para formar el Partit Republicà Català, que participó en la Asamblea de Parlamentarios.

La disolución de la Asamblea por parte del gobierno y la huelga revolucionaria de 1917 hizo que Lliga Regionalista se apartase de los republicanos, por lo que estos se presentaron unidos a las elecciones municipales de noviembre de 1917, allí, Companys resultó elegido dentro de una candidatura radical. Sus posturas políticas estaban por entonces apartadas del catalanismo

Los años trascurridos entre 1917 y 1922 fueron los del pistolerismo en los que se enfrentaban los sectores más violentos del anarcosindicalismo, contra los pistoleros pagados por los empresarios, siendo estos apoyados por el Estado. Todo se saldó con centenares de muertos, en su mayoría obreros.

Ejerció, junto a Layret, como abogado defensor de sindicalistas, aproximándose al anarcosindicalismo y retomando su antigua amistad de la infancia con Salvador Seguí (El Noi del Sucre).

En 1918, en un ambiente de continuas huelgas, el gobierno decretó el estado de excepción y Companys fue detenido.

En febrero de 1919 durante la huelga de La Canadiense, que desembocó en una huelga general, intervino en las negociaciones entre huelguistas y patronos.

En septiembre, Companys y Layret, solicitaron la adhesión del Partit Republicà Català a la III Internacional. La solicitud nunca se materializó y los sectores centristas y nacionalistas, abandonaron el partido.

Tras el cierre patronal en Barcelona entre diciembre de 1919 y enero de 1920 se produjo el triunfo de la patronal en el conflicto social. En noviembre, el gobernador civil Martínez Anido ordenó la detención de los dirigentes obreros, por lo que, Companys Salvador Seguí, Martí Barrera, entre otros, fueron encarcelados. El 30 de noviembre fueron deportados al castillo de la Mola, pero a pesar de ello, en las elecciones legislativas de diciembre de 1920, Companys fue elegido diputado el Partit Republicà Català, librándose de la cárcel.

Siguió con sus labores periodísticas, aunque La Lucha tuvo que cerrar en junio de 1919.

Durante el año 1922, fue uno de los impulsores de la Unió de Rabassaires, un sindicato de viticultores no propietarios, al tiempo que fundaba su órgano de expresión, el bisemanario La Terra.

En septiembre de 1923, el general Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, dio un golpe de Estado siendo apoyado por el ejército y con la aprobación del rey Alfonso XIII. Dictadura que duraría más de 6 años, y durante la cual, Companys se centró en potenciar la Unió de Rabassaires, que prestó su apoyo a la Alianza Republicana, que al líder radical Alejandro Lerroux como figura destacada.

En enero de 1929 participó en la fallida intentona insurreccional promovida por Sánchez Guerra, por lo que fue detenido y pasó tres meses en prisión.

En diciembre fue uno de los firmantes del manifiesto publicado por el Partit Republicà Català buscando el entendimiento entre las fuerzas republicanas catalanas y los republicanos del resto de España.

En mayo de 1930, se firma el Manifiesto de Inteligencia Republicana por los grupos republicanos y de izquierdas catalanes de todas las tendencias, incluyendo la CNT.  

Pocos días después, el Partido Republicano Radical Socialista, fundado el año anterior, publicó su primer manifiesto al que Companys se adhirió.

En octubre de 1930, junto a otros miembros de su partido y republicanos independientes, hicieron un llamamiento para la convocatoria de una Conferencia de Izquierdas Catalanas, que se celebró en Barcelona entre el 17 y el 19 de marzo de 1931. En ella participaron Estat Català tras el retorno del exilio de su líder, Francesc Macià; el Partit Republicà Català; así como diversos grupos republicanos de las comarcas catalanas; antiguos núcleos federales, algunos radicales y otros grupos nacionalistas de reciente creación.

De la conferencia nació un nuevo partido: Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), siendo elegido miembro de la ejecutiva.

A Esquerra Republicana se le planteó concurrir a las inminentes elecciones municipales del 12 de abril de 1931 y Companys formó parte de la lista al ayuntamiento de Barcelona. Los resultados constituyeron un rotundo éxito de las candidaturas republicanas, y la candidatura de Esquerra fue la inesperada triunfadora.

Aclamado Companys como alcalde por sus compañeros se hizo con una bandera tricolor, salió al balcón de la plaza de Sant Jaume y proclamó la República. Era la una de la tarde.

A continuación, envió un telegrama a Niceto Alcalá-Zamora comentándole lo sucedido. Una hora más tarde, Macià, desde el mismo balcón proclamó el Estado catalán.

El mismo día 14 de abril, Macià envió a Companys a tomar el gobierno civil, donde será nombrado gobernador civil, aprobado por el ministro de Gobernación Miguel Maura.

La proclamación de la República Catalana abrió un conflicto con el Gobierno provisional de la República. Tres ministros de dicho Gobierno provisional, llegaron a Barcelona para negociar con Macià, alcanzando un acuerdo por el que Macià renunciaba a la República Catalana a cambio de que el Gobierno provisional presentaría un estatuto de autonomía para Cataluña, además del reconocimiento del gobierno catalán, que dejaría de llamarse Consejo de Gobierno de la República Catalana para tomar el nombre de Gobierno de la Generalidad de Cataluña.

En las elecciones generales del 28 de junio de 1931, Companys fue elegido diputado por Barcelona.

Marginado por Macià, el partido decidió enviarle a Madrid liderando la representación parlamentaria catalana. Ejerció la jefatura del grupo parlamentario de Esquerra, fue también el presidente de la minoría catalana que apoyaba el Estatuto de autonomía de Cataluña. Formó parte de la Diputación Permanente, y de la comisión de Reforma Agraria.

En las Cortes Constituyentes, inicialmente, se mostró muy crítico con los gobiernos provisionales encabezados por Alcalá-Zamora, a los que veía muy poco audaces, protagonizando varios enfrentamientos con el ministro de Trabajo, el socialista Francisco Largo Caballero.

Tras el nombramiento de Manuel Azaña como presidente del Consejo de Ministros en octubre de 1931, Esquerra se convirtió en uno de los apoyos clave del gobierno. Mientras, Companys siguió con su actividad periodística, fundando La Humanitat, que se convertiría en el órgano oficial de Esquerra Republicana de Catalunya.

En noviembre de 1931 se vio salpicado por el escándalo Bloch, asunto relacionado con los contactos que el financiero francés había tenido con varios parlamentarios de Esquerra. Companys presentó su dimisión a Macià tanto del grupo de Esquerra como de la minoría catalana. Dimisión que no fue aceptada, por lo que siguió en su puesto.

En noviembre de 1932, tuvieron lugar las elecciones al Parlamento de Cataluña, Companys fue candidato de Esquerra por Lérida, elecciones que supusieron un triunfo arrollador de Esquerra Catalana. Companys obtuvo escaño y el 13 de diciembre fue elegido presidente del Parlamento de Cataluña.

Tras su elección, no abandonó su escaño en las Cortes, aunque presentó su dimisión como presidente del grupo parlamentario de Esquerra Republicana.

Permaneció al frente de la cámara catalana hasta mediados de 1933, para integrarse en el gobierno de la República, el último presidido por Manuel Azaña, aunque la sintonía personal entre Azaña y Companys no era muy alta. Fue Ministro de Marina entre junio y septiembre de 1933, desarrollando una labor poco reseñable.

Su salida del gobierno fue fruto de la retirada de confianza de Alcalá Zamora a Azaña. Los sucesivos gobiernos de Lerroux y Martínez Barrio, en los que participó Esquerra pero no Companys, gestionaron el país hasta la convocatoria de elecciones en noviembre de 1933.

Regresó a Barcelona volcándose en la política catalana. En noviembre fue candidato en las elecciones generales, siendo el candidato más votado por la circunscripción de Barcelona.

Los resultados en toda España supusieron una derrota para los partidos republicanos de izquierda (salvo la Esquerra Catalana), quedando la CEDA como partido con más diputados, con los radicales en segundo lugar.

En 1933, Lluis Companys se separó de su esposa Mercé Micó y se unió sentimentalmente a Carme Ballester, una militante del partido.

El 25 de diciembre de 1933 al producirse la muerte de Francesc Macià, Companys aparecía como el sucesor natural, y el Parlamento, el 31 de diciembre, le eligió como presidente. Tras su toma de posesión, creó un gobierno de concentración republicana.

Una de las primeras medidas impulsadas fue la Ley de Contratos de Cultivo, siendo aprobada por unanimidad, por el Parlamento de Cataluña, el 21 de marzo de 1934, entrando en vigor el 11 de abril. Pero contó con la oposición de los propietarios, que pidieron el apoyo del Gobierno de la República, presidido por el radical Ricardo Samper, que presentó recurso ante el Tribunal de Garantías, el cual declaró, que el Parlamento de Cataluña no tenía competencias sobre el tema y anuló por tanto la ley.

Esto fue interpretado por Esquerra como una agresión al autogobierno catalán, y sus diputados, juntos a los de la Unió Socialista de Catalunya, se retiraron de las Cortes españolas. Dos días después, el gobierno catalán hizo aprobar un texto idéntico al declarado anticonstitucional.

Un aspecto no esclarecido sobre los sucesos de octubre de 1934 en Barcelona fue la razón por la cual Companys encargó la cartera de Gobernación a Dencás, alguien tan alejado ideológicamente, al que en el gobierno catalán se había calificado de fascista.

El conflicto entre los gobiernos central y catalán siguió durante el verano. El 26 de junio, el gobierno anunciaba que declaraba la nueva ley catalana nula y sin efecto, al tratarse de la misma ley que había sido declarada anticonstitucional.

El 13 de septiembre, la Generalidad publicó, a requerimiento del Gobierno Central, unos nuevos decretos, pero a pesar de los desacuerdos, se llegó a un acuerdo el 21 de septiembre, que no fue aceptado por la CEDA, y Gil-Robles retiró su apoyo al gobierno, que tuvo que dimitir. Tres días después se anunció un nuevo gobierno, presidido por Alejandro Lerroux, con la presencia de tres ministros de la CEDA.




Al desatarse la huelga revolucionaria convocada, el 6 de octubre de 1934 Companys, acusa al nuevo gobierno de monarquizante y fascista, proclamando el Estado Catalán dentro de la República Federal Española, invitando a los republicanos de izquierda a establecer un gobierno provisional de la República en Barcelona. Contaba con el apoyo de las fuerzas catalanistas de izquierda y con los partidos y organizaciones obreras, agrupados en la Alianza Obrera, con la salvedad de la CNT.

El general Batet, jefe de la IV División Orgánica dirige una intervención militar que da con la detención de Companys, junto al gobierno catalán en pleno, siendo encarcelados en el buque Uruguay, que, fondeado en el puerto de Barcelona, fue requisado para utilizarlo como prisión. Allí permanecieron hasta el 7 de enero de 1935, cuando fueron trasladados a la cárcel Modelo de Madrid para ser juzgados por el Tribunal de Garantías Constitucionales.

El 2 de enero, las Cortes suspendía el estatuto de autonomía, nombrando un gobernador general de Cataluña que asumía las funciones del presidente de la Generalidad. Companys y sus consejeros fueron juzgados por rebelión por el Tribunal de Garantías Constitucionales, y el 6 de junio de 1935 fueron condenados a treinta años de reclusión mayor e inhabilitación absoluta. Companys y dos consejeros fueron trasladados al penal de El Puerto de Santa María, mientras, el resto eran internados en la cárcel de Cartagena.

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones celebradas el 16 de febrero de 1936, llegó la amnistía; Portela dimitió, y Azaña formó un nuevo gobierno el 19 de febrero. El 21 era aprobado el decreto-ley de amnistía. Esa noche, Companys y sus compañeros del penal del Puerto de Santa María, fueron liberados y trasladados hacia Madrid.

Fracasado el golpe de Estado del 18 de julio, por la intervención de las milicias anarquistas, el 21 de julio, el presidente Companys firmó un decreto para crear el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña.

Durante toda la guerra encabezó el Gobierno de Cataluña intentando mantener la unidad entre partidos y sindicatos; algo que resultó muy difícil a causa de las tensiones entre comunistas y socialistas con los anarquistas de la CNT, apoyados estos últimos por el POUM.

En octubre de 1937 se suceden sus enfrentamientos con el Gobierno de Juan Negrín, instalado en Barcelona, y el 5 de abril de 1938, los franquistas acordaban, mediante una ley promulgada por el general Franco, la derogación formal del estatuto de Cataluña.

Tras el triunfo de los sublevados en la batalla del Ebro, comienza el 23 de diciembre de 1938 la ofensiva sobre Cataluña.

El 3 de enero, las tropas franquistas pasan el Ebro y las tropas republicanas se batieron en retirada.

El 15 de enero cayó Tarragona y la aviación franquista comenzó a bombardear Barcelona.

El 20 de enero sabiendo que la guerra estaba perdida, Companys dirigió un mensaje radiofónico al pueblo catalán pidiendo una postrera resistencia ante las tropas franquistas que avanzaban sobre Barcelona. Al día siguiente, Negrín comunicaba que Barcelona era indefendible, por lo que la Generalidad debía evacuar Barcelona.

El día 24 a las tres de la madrugada, Companys salió de Barcelona, y dos días después los franquistas hacían su entrada en Barcelona.

Acompañado por Tarradellas, Sbert, Pi i Sunyer y Andreu i Abelló, llegó el 30 de enero a Agullana, a cinco kilómetros de la frontera. Allí se le reunió, el 4 de febrero, el lehendakari Aguirre.

El 5 de febrero abandonaron el país Azaña, Martínez Barrio y Negrín, y horas después, Companys, Aguirre y altos cargos de la Generalidad y del Gobierno Vasco.

Negrín regresó a España tras acompañar a Azaña a Francia.

Companys, tras pasar Perpiñán se trasladó a París, donde ya se encontraba su esposa, instalándose en el Boulevard de la Seine. Su situación no era cómoda, pues se había convertido en el blanco de las críticas por algunos sectores del catalanismo, que le acusaban de ser el culpable de los males sufridos por Cataluña.

Al declarase la Segunda Guerra Mundial, el único órgano político de Cataluña era la Presidencia de la Generalidad, ya que, el gobierno catalán se había disuelto y el parlamento no se podía reunir. Su presencia en Paris molestaba a las autoridades francesas, que lo querían fuera de la capital, por lo que la abandonó en junio de 1939, estableciéndose en La Baule-les-Pins, desde donde se desplazaba, a menudo, a París para estar al corriente de los asuntos gestionados por la oficina parisina de la Generalidad, y visitar a su hijo Lluís, internado en un sanatorio debido a su enfermedad mental.

En mayo, su hija Maria y su marido habían partido hacia México, pero él no quiso acompañarlos.

Con la derrota francesa, el matrimonio Companys quedó en la zona ocupada.

Tras la caída de París en manos alemanas, el 14 de junio, el embajador franquista en Francia, José Félix de Lequerica, solicitó a las nuevas autoridades, la disolución de todas las organizaciones de exiliados españoles.

Ramón Serrano Suñer, ministro de la Gobernación, envió a Francia al secretario general de la Dirección General de Seguridad, con el único objetivo de localizar a los dirigentes republicanos que estaban en Francia, capturarlos y que fueran entregados a España.

El 13 de agosto de 1940 agentes alemanes le detuvieron y siete días después fue trasladado a la prisión de La Santé en París, donde el 26 de agosto, se recibió una petición del encargado de la embajada española en París, para que fuera entregado al Gobierno de Franco; partiendo, al día siguiente, a las cinco de la madrugada, en automóvil hacia España.

Fue entregado a las autoridades franquistas, en la frontera de Irún, el 29 de agosto de 1940, desde donde se le trasladó a la Dirección General de Seguridad en Madrid, allí permaneció hasta el 3 de octubre, siendo torturado.

Ese mismo día, fue enviado a Barcelona y por la noche ingresaba en el castillo de Montjuic, acondicionado como prisión. Allí fue juzgado, el 14 de octubre, en consejo de guerra sumarísimo por Adhesión a la rebelión militar, siendo sentenciado a morir fusilado. Tras dar el enterado, por parte del dictador Franco, fue fusilado al alba del día siguiente, en el foso de santa Eulalia del mismo castillo de Montjuic. Se negó a que se le pusiera una venda en los ojos y murió diciendo: «Per Catalunya!».





 

El 21 de diciembre de 2018 el Gobierno de España presidido por Pedro Sánchez acordó en un Consejo de Ministros celebrado en Barcelona, condenar el juicio sumarísimo a que fue sometido Companys y restaurar su honorabilidad. Ello no supuso, de momento, la anulación de la sentencia, que deberá promulgarse por ley. Un mes después, la ministra de Justicia Dolores Delgado entregaba en México, a la nieta de Companys, la documentación que reconoce la «restitución de la plena dignidad» del presidente.



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Ramón Martín


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