General Jorge Bessières

    Nacido en Francia en 1785, Llegó a Barcelona, donde se dedicó al oficio de tintorero. Al estallar la Guerra de la Independencia Española entró, como traductor, al servicio del general Duhesme, aunque, más tarde, se pasó al Ejército español, llegando a obtener el empleo de capitán en el Batallón de Voluntarios Extranjeros. En 1812 trató de regresar al campo francés, siendo detenido en Palma de Mallorca y dado de baja en el Ejército español en 1814. En julio de 1821 estuvo implicado en una conspiración republicana en Barcelona, por lo que volvió a ser detenido y condenado a muerte, el 21 de julio, por el capitán general de Cataluña, general Villacampa. Llegó a levantarse el cadalso y a entrar en capilla, pero en el último momento el auditor reclamó la causa y suspendió la ejecución. El tribunal especial de Guerra y Marina, le conmutó la pena de muerte por la de destierro, y posteriormente por la de prisión en el castillo de Figueras. Al ser puesto en libertad se le exigió que abandonase España y que en caso de volver sería ajusticiado.

    En Francia se relacionó con la Regencia de Urgel, regresando a España y encargándose de la organización de una partida con la que luchó en Aragón y en la provincia de Guadalajara a favor de los absolutistas. El 23 de enero de 1823 fue derrotado por el Empecinado en Horche (Guadalajara), volviendo a ser derrotado seis días después en el puente de Sacedón, siendo perseguido hasta Priego, consiguiendo expulsarle de La Alcarria.

    Tras la entrada en España del ejército de Angulema, en abril de 1823, se unió a el, combatiendo a los liberales en Albalate del Arzobispo, Zaragoza, Brihuega y Guadalajara. El 20 de mayo, al mando de la vanguardia de dicho ejército, trató de penetrar en Madrid, pero el general José Pascual de Zayas y Chacón, capitán general de Castilla la Nueva, le puso en conocimiento que tenía concertado con Angulema la capitulación y que, por lo tanto, de ningún modo le permitiría la entrada. Bessières llegó a apoderarse de la puerta de Alcalá y las verjas del Retiro, siendo desalojado por Zayas mediante un ataque a la bayoneta dado por los granaderos del Regimiento de Guadalajara, que provocaron el mayor desorden imaginable, entre cazadores y caballería, haciéndole ochocientos prisioneros. Por su actuación en esta campaña le dieron los empleos de coronel de Caballería, en octubre de 1824, y de mariscal de campo, al mes siguiente, que, más tarde, le serían reconocidos por Fernando VII.

    En julio de 1825 obtuvo la Cruz Laureada de San Fernando, sin que le fuera exigido juicio contradictorio. El 15 de agosto de ese mismo año encabezó en Getafe una sublevación ultrarrealista, contando con la ayuda de Valeriano Gómez, comandante de un escuadrón del Regimiento de Caballería de Santiago, con los comandantes de los Voluntarios Realistas de Brihuega y con un grupo de jefes y oficiales. Iniciada la insurrección se dirigió a Guadalajara, levantando partidas realistas a su paso y reuniéndosele en Brihuega tres compañías del Regimiento de Santiago. Parece ser que, todo fue un plan urdido por Fernando VII, Calomarde y el secretario particular Antonio Martínez Salcedo, con el fin de provocar una insurrección que sirviese para justificar ante Francia el despotismo ejercido por el rey en España, siendo necesario para ello contar con un general de indudable fidelidad para que la dirigiese, resultando elegido Bessières. Fracasado su intento de tomar Sigüenza, dispersó a sus hombres y buscó refugio en la Serranía de Cuenca, siendo perseguido por tropas de la Guardia Real que habían salido de Madrid en su persecución. Fue detenido el día 23 en Zafrilla y fusilado el 26 de agosto de 1825 en Molina de Aragón por orden del conde de España, comandante general de la Guardia Real de Infantería.

 Ramón Martín

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