Guido di Pietro, Fra Angélico
Nace en Vicchio di Mugello
(Florencia) hacia 1395, aunque no se le atribuye ninguna obra hasta 1420: Los
relicarios para Santa Maria Novella. Desde un principio, se orientó hacia
un arte expresivo, instalado en el espacio y bañado por la dulce luz florentina.
Todas estas cualidades aparecen en sus obras fundamentales: Descendimiento, hacia 1440, Lamentación sobre el cuerpo de Cristo, entre 1440 y 1445, La coronación de la Virgen, antes de 1445, la serie de pinturas realizadas para las
celdas del convento de San Marcos de Florencia y La Anunciación del Museo del Prado.
Las virtudes espirituales del
pintor armonizan con la frescura y la delicadeza de sus coloridos, con la
elegancia del dibujo y con esa manera tan suya de ocupar el espacio con el
mínimo de medios y de efectos. Su pintura sorprende por su calidad técnica, y
por su profunda devoción religiosa.
Guido o Guidolino di
Pietro fue conocido como Fra Giovanni di Fiésole, nombre que adoptó al tomar el
hábito de Santo Domingo; sin embargo, se le conoce más popularmente como Fra Angélico o el beato Angélico por su religiosidad y la serena espiritualidad de
sus obras, pese a que la iglesia nunca le concedió el título. No se sabe casi
nada de su formación pictórica, aunque en su estilo se aprecia una transición
entre elementos temáticos de tipo trecentista o gótico y aspectos innovadores
más característicos del arte del Quattrocento: el sentido del volumen, los intentos
de profundización en perspectiva y, sobre todo, la luminosidad de la atmósfera,
elemento este último de poderosa presencia en la obra del maestro.
Es probable que su
iniciación artística se realizara de la mano del monje camaldulense Lorenzo
Monaco.
En las tablas realizadas
entre 1420 y 1436 para el convento de San Marcos de Florencia, con obras como: La Adoración de los magos, o El beso
de Judas, donde se aprecia una progresiva madurez artística, que alcanza su
mejor nivel en La Anunciación y en las dos versiones de La
coronación de la Virgen. En el Retablo del Juicio Final, que
constituye la culminación de esta serie de composiciones, se aprecia un
detenido estudio de la perspectiva y un intenso contraste entre la intensidad
expresiva de la felicidad de los elegidos y la representación convencional y
fría de los castigos infernales.
En 1436, Fra Angélico
inició la serie de pinturas murales del citado convento de San Marcos, donde su
arte adquiere un mayor sentido del volumen, quizá por influencia de Masaccio.
Destacan, en estos frescos, las escenas de La anunciación, San
Pedro mártir, La Virgen con el Niño y ocho santos, La
coronación de la Virgen y Cristo peregrino. Su evolución
estilística se observa también en los frescos de la capilla Nicolina del
Vaticano.
Fra Angélico, que nunca
abandonó su trabajo artístico, fue prior del convento dominico de Fiésole entre
1450 y 1452. El artista murió el 18 de febrero de 1455 en el Vaticano, cuando
se disponía a decorar las paredes de una capilla hoy desaparecida. Aunque no
tuvo discípulos directos, su aportación al desarrollo de la pintura
renacentista fue considerable.
Muy buen post, Ramón, me ha traído el recuerdo de "Anunciación de S.Marcos y del Prado" del convento de San Marcos de Florencia. Inicialmente, el cuadro se encontraba en las escaleras que comunicaban con las celdas, por lo que los monjes pasaban obligatoriamente por delante constituyendo una llamada a su devoción. Tiene como fuente el Evangelio de San Lucas . Describe el momento en el que el arcángel Gabriel es enviado a María para anunciarle que va a ser madre del Mesías, el salvador del mundo.
ResponderEliminarGracias por visitar también mi blog. Te invito a seguir comentando.
Saludos!
Gracias por tu comentario. Ya sabes siempre con los que publicamos.
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