Piotr Ilich Chaikovski

 


Nuestro compositor de hoy, vino al mundo el 7 de mayo de 1840 en Votkinsk (Rusia). Era el segundo de los hijos del matrimonio formado por su padre, Ilya Chaikovski —ejecutivo de una compañía minera—, y su madre, Aleksandra Assier.

Empezó a tocar el piano al cumplir la edad de 5 años. De carácter sensible y emocional, quedó profundamente traumatizado al morir su madre de cólera, en 1854. Ese mismo año, fue enviado a un internado en San Petersburgo. En 1859, se graduó en la Escuela de Derecho de esa ciudad, para trabajar durante tres años en el Departamento de Justicia. Entre los años 1862 y 1865 estudió música con Anton Rubinstein en el Conservatorio de San Petersburgo; trasladándose a Moscú, donde entre 1866 y 1878, fue profesor de teoría y armonía en el Conservatorio de dicha ciudad. Allí conoció a Franz Liszt y Héctor Berlioz, quienes visitaban Rusia, dando conciertos.

De finales de esta etapa es la obertura de 1869, Romeo y Julieta (1869). Esta obertura rehúye todo pintoresquismo, centrándose en el destino de la pareja protagonista. Inspirada en el Romeo y Julieta de William Shakespeare y dotada de una expresividad poco corriente, la partitura tuvo una larga gestación: a causa de los juicios críticos recibidos; por lo que Chaikovski llegó a escribir tres versiones de esta, siendo la más interpretada la tercera, de 1880. Tras componer, en la década de 1870, partituras como la Sinfonía núm. 2 Pequeña Rusia y, sobre todo, el célebre Concierto para piano y orquesta núm. 1 (estrenada en 1875), la música de Chaikovski comenzó a adquirir un tono, en ocasiones, efectista y cada vez más melancólico.

En julio de 1877 se casó con una joven, aunque se separaron pocos meses después. Las amarguras de este episodio trastornaron su vida interior, causándole trastornos de salud; atacado por una grave depresión, abandonó Rusia para recluirse, en Suiza, en una pequeña aldea junto al lago de Ginebra.


Gracias al sostén económico recibido de una rica viuda, Nadejda von Meck, que también protegía a Debussy, y a la que nunca llegaría a conocer, pudo dedicarse, desde finales de la década de 1870, a la composición. Fruto de esa dedicación exclusiva nacen algunas de sus obras más hermosas, sobresaliendo el Concierto para violín y orquesta de 1877, el ballet El lago de los cisnes, del mismo año, la ópera Evgeny Oneguin de 1878, la Obertura 1812 de 1880 y Capricho italiano del mismo año. Sin duda, la más conocida de todas ellas, es su primer gran ballet, El lago de los cisnes, estrenado en 1877. Pese al escaso éxito obtenido en su estreno, la romántica historia de amor entre Sigfrido y Odette (princesa transformada en cisne), es actualmente una de las piezas más importantes del repertorio. Pero no podemos dejar a un lado el Concierto para violín y orquesta, realizado en 1877. El segundo movimiento es un andante en menor titulado Canzonetta, y destaca por ser uno de los fragmentos más famosos de Chaikovski.

En 1885, restablecido de la depresión, regresó a Rusia, para iniciar, dos años después, una gira de conciertos por Europa y América. A esta última fase de su actividad creadora pertenecen: la ópera La dama de picas, de 1890; los dos ballets La bella durmiente, estrenado el 15 de enero de 1890, que constituye el segundo de sus grandes ballets, uno de los primeros ejemplos del género que fue compuesto según la norma de unir la creación musical y la coreográfica; y Cascanueces de 1892; y la última de sus seis sinfonías, que constituye su verdadero testamento musical: la Sinfonía núm. 6 Patética. Dos años después del estreno de La bella durmiente, estrenaría, también en San Petersburgo, el ballet en dos actos Cascanueces, cuya historia está basada en un relato de E.T.A. Hoffmann, donde prescindió de la vertiente oscura del original para convertirse en un mágico cuento de Navidad. A pesar de ser el ballet menos apreciado por el compositor, se cuenta entre los que más fama ha alcanzado.

Pocos días antes de morir, Chaikovski dirigió en Moscú su Sinfonía núm. 6 estrenada en 1893, más conocida como Patética, obra reveladora de la compleja personalidad del músico y del drama que rodeó su existencia, atormentada por una homosexualidad reprimida y un constante y mórbido estado depresivo. De amplias proporciones, esta partitura refleja las peculiares del estilo de Chaikovski y la volubilidad de su fantasía. El mismo año de su estreno, se declaró una epidemia de cólera, que, contagiado el compositor, puso fin a su existencia, el 25 de octubre de 1893.

 

Para finalizar y antes de poner un fragmento de alguna de sus obras, os dejo algunas de las frases que han pasado a la posteridad:

-      Me siento al piano a las nueve de la mañana y las señoritas musas han aprendido a estar a tiempo para cada cita.

-      La naturaleza me ha equipado con un talento musical del que no reniego y estoy orgulloso, porque también le trae calma y placer a las personas.

-      La inspiración es un huésped que no visita de buena gana al perezoso.

-      En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco.

 

Y por último deleitaros con esta interpretación de El lago de los cisnes


Ramón Martín


Comentarios

  1. Uno de los grandes compositores, Ramón.
    Un fuerte abrazo :-)

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Un fuerte abrazo también.

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