Ramón Franco Bahamonde

 


Nacido en El Ferrol, el 2 de febrero de 1896. A la edad de 15 años ingresó en la Academia de Infantería, de donde salió destinado, en 1914, ya oficial, a Marruecos, dentro de la Escuadrilla de Tetuán. En 1920, siendo teniente de regulares en Larache, ingresó en la Aeronáutica Militar como alumno de la escuela de pilotos, donde obtendría el título de aviador, con cuya actividad, alcanzaría renombre internacional.

De nuevo en Marruecos, fue nombrado Jefe de la Base de Hidroaviones de Mar Chica, participando en misiones de apoyo aéreo y reconocimiento, y conquistando la Medalla Militar Individual. Tras un tiempo en Madrid, volvió a Melilla, participando en las operaciones del Desembarco de Alhucemas.

En 1926 efectuó, junto al capitán Ruiz de Alda, el teniente de navío Juan Manuel Durán y el mecánico Pablo Rada, el viaje aéreo más famoso de la historia de la aviación, volando desde Palos de Moguer hasta Buenos Aires a bordo de un hidroplano Dornier, el Plus Ultra.

En 1929 intentó otro vuelo trasatlántico, aunque en esta ocasión resultó fallido, puesto que el aparato se precipitó al mar, de donde serían rescatados, tras varios días de búsqueda, por un portaaviones de la Marina de guerra británica. Se hizo republicano e ingresó en la Masonería y en la Asociación Militar Revolucionaria. Debido a los continuos enfrentamientos con el general Kindelán, volviendo a salir de Aviación.

Durante la dictadura de Primo de Rivera se manifestó contrario al régimen, llegando a protagonizar varios enfrentamientos con el propio dictador. De ideas y comportamiento republicano, contactó con anarquistas catalanes y se dedicó a conspirar contra la Monarquía. A consecuencia de lo cual, se le dio de baja en el Ejército y fue enviado a prisión, de donde consiguió fugarse. En diciembre de 1930, junto a otros aviadores republicanos, bajo la dirección del general Queipo de Llano, participó en una intentona de sublevación, en el aeropuerto de Cuatro Vientos. Se apoderaron de algunos aparatos en el aeródromo de Cuatro Vientos, sobrevolando Madrid con la intención de bombardear el Palacio Real, cosa que no llegaron a realizar, limitándose a lanzar octavillas sobre la ciudad.

    Después de esto, huyó a Portugal, de donde regresó, junto a sus compañeros, al proclamarse la II República. Su regreso constituye un acontecimiento popular. Tanto es así que su boda, que tuvo lugar por estas fechas, casi constituyó un acontecimiento nacional. De nuevo ingresa en el Ejército, siendo nombrado director general de Aeronáutica, cargo del que fue destituido al poco tiempo, debido a su participación en una revuelta anarquista en Andalucía.

Elegido diputado a Cortes por Barcelona por el partido de Esquerra Republicana se retiró de la milicia y se dedicó a la política.  En 1934, el revolucionario, anticlerical y antimilitarista, había olvidado sus veleidades anteriores y emprendía un cambio de ideología. Un curioso ejemplo de coherencia política, hacia posiciones claramente conservadoras.

Al estallar la Guerra Civil española se encontraba en Washington como agregado aéreo de la embajada española en Estados Unidos. Al enterarse de la noticia, regresa a España y se incorpora, a pesar de su ideología política, al bando nacional. Su hermano le asciende a teniente coronel y le nombra jefe de la Base de Hidroaviones de Pollensa (Mallorca), todo sin consulta previa al jefe de la Aviación Nacional, general Kindelán. Lo que provocó un escrito de protesta de éste. Participó en numerosas operaciones de bombardeo sobre ciudades republicanas. En una de esas misiones, el 28 de octubre de 1938 su hidroavión desapareció en el mar Mediterráneo, en las proximidades de la isla de Mallorca.

Su muerte despertó, inmediatamente, rumores que la achacaban a un sabotaje republicano y, más insistentemente, a militares o elementos del bando sublevado, que le consideraban una figura molesta. Su cadáver se encontró, tiempo después, en las proximidades del cabo Formentor.

Ramón Martín

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