Antonio Vivaldi
Poco sabemos de su
infancia. Como hijo del violinista Giovanni Battista Vivaldi, probablemente, Antonio
se iniciará en el mundo de la música, de la mano de su padre. En un principio
fue orientado hacia la carrera eclesiástica, siendo ordenado sacerdote en 1703,
aunque un año después, tuvo que renunciar a celebrar misa, debido a una
enfermedad bronquial, posiblemente asma. A pesar de lo cual, en ese mismo año, ingresó
como profesor de violín en el Pio Ospedale della Pietà; institución
dedicada a la formación musical de muchachas huérfanas. Al estar ligado a dicha
institución durante varios años, muchas de sus composiciones, de esa época,
fueron interpretadas por primera vez por su orquesta femenina. Es en este marco
donde vieron la luz sus primeras obras, como las Suonate da camera Op. 1,
publicadas en 1705, y los doce conciertos de la colección L'estro
armonico Op. 3, publicada en Ámsterdam en 1711.
Estas primeras composiciones, conservan las formas del "concerto
grosso", aunque la vivacidad y la fantasía superan ya cualquier
esquema, atestiguando una resuelta tendencia hacia la concepción individualista
y solista del concierto. Muy definida en los doce conciertos de La
stravaganza Op. 4: estructurados en tres movimientos (allegro-adagio-allegro),
que hace una composición más ligera y rápida, casi exclusivamente homofónica, con
una modulación dinámica y expresiva, fuente de nuevas emociones e invenciones. Con
estas colecciones, Vivaldi alcanzó en poco tiempo renombre en toda Italia,
desde donde se extendió al resto del continente europeo. No sólo como
compositor, sino también como violinista, siendo uno de los más grandes de su
tiempo. Algo que se aprecia en la dificultad de las partes solistas de sus
conciertos o sus sonatas de cámara.
Conocido y
solicitado, la ópera, que era por aquel entonces, el único género que
garantizaba beneficios a los compositores atrajo también su atención, aunque a
pesar de que su condición de eclesiástico le impedía, en principio, abordar un
espectáculo considerado mundano y poco edificante. De hecho, sus superiores
siempre le recriminaron, su escasa dedicación al culto y sus costumbres laxas.
Inmerso en el
mundo teatral como compositor y empresario, la primera ópera de Vivaldi, de que
se tiene noticia, fue Ottone in Villa, en 1713. A ella siguieron Orlando
furioso, Armida al campo d'Egitto, Tito Manlio y L'Olimpiade.
Su fama, alcanzó
la cúspide con la publicación de sus más importantes colecciones
instrumentales: Il cimento dell'armonia e dell'inventione Op. 8 y La
cetra Op. 9. La primera colección, publicada en Ámsterdam en 1725, contenía
un total de doce conciertos y se iniciaba con cuatro conciertos con violín
solista titulado Las cuatro estaciones, los mejores de la colección
y los más célebres de su obra. En Las cuatro estaciones, Vivaldi nos muestra
no sólo la capacidad semántica de la música sino también su habilidad para
crear climas sonoros, evocadores e intimistas. La obra describe el ciclo anual
de la naturaleza. Cada uno de los cuatro conciertos desarrolla, musicalmente,
el soneto de autor desconocido que lo precede, en cuyos versos se dibuja un
cuadrito de la estación.
La primavera, siguiendo lo
representado en el soneto, imita el canto de los pájaros y el temporal. El afán
descriptivo llega a representar a través del violín solista al pastor que
duerme, mientras los restantes violines imitan el murmullo de las plantas y la
viola los ladridos del perro.
El verano describe
primero, el sopor de la naturaleza, bajo el sol y después una tormenta, anunciada
en el primer movimiento, alcanzando el máximo de su violencia en la parte
final.
El otoño parece
presidido por el dios Baco; el compositor nos presenta la embriaguez soporífera
de un aldeano, feliz por la cosecha. Al alba, parte el cazador con sus cuernos
y sus perros en busca de una presa.
El invierno. En el predominan
las imágenes sonoras de la nieve y el hielo.
La popularidad de esta obra se remonta a la época de su creación,
especialmente del primero de los conciertos, La primavera, del que,
enseguida, circularon en Francia copias manuscritas, arreglos e imitaciones.
A fines de la década de 1730 el público veneciano empezó a
mostrar un menor interés por su música, por lo que Vivaldi decidió en 1741
probar fortuna en Viena, donde moriría, el 28 de julio de 1741, en la más
absoluta pobreza un mes después de su llegada.
Tras su muerte cayó en el olvido, y su redescubrimiento, no tuvo
lugar hasta el siglo XX, merced a la música de Bach, quien había
trascrito doce conciertos vivaldianos a diferentes instrumentos. El interés por
el músico alemán fue el que abrió el camino hacia el conocimiento de un artista
habilidoso en extremo, prolífico como pocos y uno de los artífices de la
evolución del concierto solista tal y como hoy lo conocemos. Tras la Segunda
Guerra Mundial, dos décadas después de iniciarse la recuperación de su obra,
Vivaldi se convirtió en uno de los autores más interpretados en el mundo. A
pesar del triste final del compositor y del largo período de olvido, la obra de
Vivaldi contribuyó, a través de Bach, a sentar las
bases de lo que sería la música de los maestros del clasicismo, sobre todo en
Francia, y a consolidar la estructura del concierto solista.
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